UNA INCREIBLE AVENTURA
Era un momento muy difícil en mi vida, hacía unos años que llevaba casada, la fábrica donde trabajábamos los dos había quebrado, sufrimos la enfermedad y la muerte de mi suegro hacía un año que no trabajábamos ninguno de los dos, las cuentas se sumaban por doquier y no sabíamos a donde recurrir, hasta habíamos probado vivir con mi padre en Coronel Suarez, pero mi esposo extrañaba mucho porque era muy distinta la vida en ése lugar. Volvimos a vivir en casa de unos tíos
Viviendo de su caridad, nuestro hijo estaba enfermo y me era muy difícil conseguirle los remedios.
El mismo día conseguimos trabajo él en una empresa de Servicios y yo en una mueblería. La tía me cuidaba el nene, los horarios eran cortados de 9 a 12 y de 16 a 20 Hs. se trataba de limpiar y atender un negocio de venta de muebles, sobre todo sillones puesto que el dueño tenía una fábrica de sillones. Yo cobraba un sueldo y un porcentaje por las ventas. Todo se desarrollaba con normalidad poco a poco íbamos pagando las cuentas. Teníamos largas conversaciones con el dueño mientras tomábamos un café. Me sentía muy segura y estaba encantada de poder llevar el sueldo a la casa. Cada vez me familiarizaba mas con los artículos que tenía para la venta y a la vez recibía cada vez mas atribuciones, ahora compraba y vendía.
Mi marido comenzó a incomodarse porque yo día a día me superaba y comenzaron los celos. Todo se fue poniendo cada vez más crítico y comenzaron las discusiones, cada vez peores al punto de pegarnos. En una oportunidad tuve que ir a trabajar con un ojo negro al que atribuí a que me había caído, cosa que mi patrón simuló creer.
Yo debido a que habíamos estado tanto tiempo sin trabajo no tenía muy buena ropa para ir a trabajar, en una oportunidad me dijo el patrón:-¡Señora saque plata de la caja y cómprese un par de zapatos porque no puede venir así a trabajar!-. Yo le hice caso y me compré zapatos nuevos, lo que enfureció a mi marido
Empecé a notar la diferencia en casa yo era insultada, maltratada. Solo quería ir a trabajar para sentirme mejor, más cómoda, valorada.
Poco a poco fui sintiendo atracción por quien era mi patrón, un señor no tan joven (tenía treinta y cinco años y yo veinte)siempre impecable , olía a perfume Grandall y hablaba con un acento que me atraía , me gustaba oírlo decir: “moñeca o vosotros aún conservaba rasgos del acento gallego. En una oportunidad estábamos en una conversación con un viajante que vendía placares y no sé qué fue lo que dije que a él le pareció mal y me contestó malamente, luego el viajante se fue y él también. Al rato regresó y me pidió disculpas me dijo que no quería haberlo echo.
Fue en ése momento que al pasar cerca de él me tomó en sus brazos y me besó exclamando: ¡Porque he de haberte conocido!¡hasta ahora yo había actuado correctamente!¡Pero ya no puedo más!.
Él era un señor correctamente casado tenía dos hijas y una tradición que no le permitía ciertos deslizes. Pero era imposible seguir negando la realidad nos gustábamos y decidimos seguir adelante ésta relación que era de trampa, pero valía la pena que nos arriesgáramos.
Quedamos en encontrarnos el día siguiente, yo saldría una hora antes de casa e iría a su encuentro en una calle del centro de la ciudad.
Llegó puntualmente en su coche y me llevó a un hotel donde dimos rienda suelta a nuestros deseos, luego nos bañamos y yo salí pronta a tomar el colectivo hacía mi trabajo y él se fue también.
A media tarde llegó radiante y deseoso de que la escapada se repita.
Nos veíamos una vez a la semana, yo siempre encontraba una excusa para salir antes y aprovechar ése rato de esparcimiento.
En casa las cosas iban cada vez peor y llegó el momento en que debí de dejar el trabajo para intentar que todo se calme.
Ahora era más difícil poder vernos. Pero a pesar de ello las escapadas seguían igual.
Yo conseguí una cobranza de un club y entre cobranza y cobranza me encontraba con él. Jamás me dejó esperando ante un llamado mío siempre estaba listo a presentarse.
Hasta que un día mi marido que seguía desconfiando averiguó si yo había ido a cobrar y cuando volví estaba echo una furia. Como yo ya no aguantaba más ésta situación le conté todo. Entonces me dio a elegir MI CASA y Mi Hijo o Mi Aventura. Yo elegí a pesar de todo quedarme en mi casa con mi hijo. Entonces le llamé a él y le dije lo ocurrido y le expliqué que lo nuestro terminaba acá.
Nunca más supe de él. Y mis días siguieron siendo muy difíciles.