Mar05Sep202319:49
Información
Autor: Omar La Rosa
Género: Cuento

Matecocido

Matecocido

Esta historia es real, paso en un campamento en las Heras, provincia de Bs As, un invierno desapacible….ideal para una acampada que se precie de tal.

La tarde, gris y fría, se prestaba de maravillas para un buen yerbeado (mate cocido que le dicen) y en a esa tarea estaban abocadas las ardillas (en esa época, en nuestro grupo, eran el equivalente femenino a los lobatos) con ayuda de una guía y Bagheera cargo.

Sobre el fogón, dentro de “la negra” hervían 20 litros de agua a los que se habían echado cantidades suficientes de yerba mate (con palo) para la preparación de la infusión al modo scout. (1)

Mientras esto pasaba en la cocina del campamento, la manada estaba entretenida juntando bichos para la colección, la tropa scout asechaba una laguna con ranas y los raiders…los raiders…bueno nadie sabía dónde estaban los raiders, lo que no era cosa extraña pues nunca nadie sabía dónde estaban los raiders, aunque si era seguro que siempre aparecían…a la hora de comer. Parece ser que los scouts, una vez llegados a raiders, desarrollan un olfato e instintos especiales que les hace altamente eficientes a la hora de detectar comida, la que, una vez hallada, hacen desaparecer con envidiable eficiencia.

Pero, en fin, actividad normal de campamento, nadie estaba sin hacer nada, ni siquiera Francisco, el pequeño lobatito, hijo de una de las dirigentes, que, aunque aun usaba pañales, acompañaba a su mamá a donde esta fuera.

Por ser el benjamín de la tropa era el preferido de las chicas, que se encargaban de cuidarle continuamente, poniendo especial atención en que nada malo le pasara, que siempre estuviera bien alimentado, limpito y feliz.

Así que, cuando Francisco lo dispuso, fue necesario hacerse cargo de cambiarle los pañales, tarea que, por no ser precisamente agradable, se sorteaba entre todas las scouts que le mimaban, tocándole a Camila en esta oportunidad.

Camila, que si bien, como todas las otras, adoraba a Francisquito disfrutando cada cosa que él hacía, no estaba muy conforme con algunas tareas, como la de cambiar pañales, aunque, como buena scout, la hacía sin quejarse. Y no es que le resultara especialmente molesto limpiar la suciedad del pañal, si no que no le gustaba tener que ir hasta el tanque de agua, a unos 100 metros de allí, a buscar con que realizar la limpieza.

Como sea, esta vez era ella la encargada y había que hacerlo, así que, refunfuñando un poco en voz baja, con alto espíritu de colaboración, orgullosa de cumplir su juramento scout, agarro una olla y salió hacia el tanque en busca de agua.

Quiso el destino que, a los pocos pasos, encontrara una olla, con agua fresca, sobre un tronco caído. Camila no lo podía creer, miro para todos lados a ver si alguien reclamaba esa bendita olla y, como no vio a nadie, la tomo, la llevo hasta donde estaba Francisco pataleando con toda su inocencia al aire, lo lavo, le cambio el pañal y listo, cumplida la tarea.

¿Cumplida la tarea? No del todo, porque el buen scout deja siempre las cosas donde las encontró, y ella era una buena scout, por lo que no dudo en volver a dejar la olla donde la había encontrado, poniéndola cuidadosamente en la misma posición, sobre el tronco en que alguien la había dejado, no sin preguntarse, por un instante, ¿Quién habría sido?

¿Quién habría puesto allí esa olla? La respuesta le llego sin avisar cuando, ya junto a Francisquito que gateaba por ahí, se puso a mirar hacia el fogón donde se hacia el mate cocido y vio como una de las ardillas le alcanzaba a Bagheera la olla de agua que ella acababa de devolver, para que la echara en el mate cocido para hacer precipitar los palos de la yerba.

En vano un grito ahogado escapo de su garganta:

  • Noooooo Bagheeraaaaa Nooooooo – nada pudo hacer, todo el contenido fue vertido en la olla negra con 20 litros de mate cocido…..

Fue en ese preciso instante en que aparecieron los raiders….nadie sabe cómo ni de donde, seguidos por los scouts, que llegaron segundos porque los lobatos, dejando bichos desparramados por todo el campamento, les pasaron por encima en su loca carrera, jarro de aluminio en mano, hacia el fogón.

En menos de lo que se tarda en contarlo desapareció todo el mate cocido, varios repitieron ración, salvo Camila, que no quiso probar ni una gota del brebaje, a pesar de los vítores y felicitaciones que recibieron las ardillas y Bagheera por lo delicioso que estaba.

No me lo contaron, yo estaba ahí observando todo.

Búho Observador

Notas:                                             

(1) Por si alguien que no es scout lee esto aclaramos que la forma scout de hacer yerbeado consiste en calentar agua hasta que hierva, echar la yerba en ella, remover unos minutos, retirar del fuego y agregarle una olla (2 o 3 litros) de agua fría para que los palos y el polvillo precipiten al fondo de la olla y se pueda servir y tomar tranquilamente, sin necesidad de colarlo

2 valoraciones

5 de 5 estrellas
Cuauhtémoc Ponce
Jurado Popular
  • 64
  • 25
hace 1 año
Comentario:

Muy bueno, maestro

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hace 1 año
Comentario:

Historia simpática, divertida. Gracias por compartir! 

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  • Omar La Rosa Jurado Popular hace 1 año
    Asi es Adriana...solo que es una "anecdota " (aunque este contada como historia). :D Gracias por comentar.
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