Un día cualquiera, empezó a angustiarse por el dinero y los fracasos lo dejaron ciego.
Una tarde, sin embargo, entró corriendo con una mariposa inerte en las manos:
- Mira, lo que encontré. – dijo, mientras con delicadeza posaba al lepidóptero sobre un helecho. Lo miró en silencio.
Hacía mucho que no escuchaba los latidos de mi corazón. Ese día no fue distinto.
- Puedes tomarle unas fotos – me propuso con suave entusiasmo.
Jugamos durante toda la tarde con el bichito, hasta que, para nuestra alegre sorpresa, la mariposa agitó las alas y voló frente a nuestros ojos y se perdió tras el muro. Reímos un buen rato tras el prodigio.
Pero, los problemas económicos, la frustración, la violencia y el dolor.
Hace mucho tiempo que lo abandoné. Todavía guardo las fotos.
Dom14May202304:31
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- Género: Microrrelato
Un hombre que me mantenga
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