Las Andanzas de Horacio y Arturo
Horacio era un paisano muy alegre que vivía en el campo, más precisamente en un campo.
Se dedicaba día a día a levantarse muy temprano a ordenar las vacas, para luego salir a repartir la leche por las calles del pueblo, aún se usaba llevar la leche a domicilio, la cual repartía en tarros y los clientes la recibían en hervidores y recipientes de aluminio.
Cierto día llegó a su casa su hermano Arturo de visita, como él debía ir a el centro a realizar algunos encargos convino en que sería Arturo quien realizaría el reparto.
Él le dijo:-¡ Quédate tranquilo hermano, yo hago el reparto por vos!-
Convinieron que él le dejaría toda la leche ordeñada y lista en los tarros para repartir. No sin antes advertirle: -¡Quédate tranquilo porque la yegua conoce de sobra el reparto y no tendrá problema en hacerlo!-.
Al otro día Arturo según lo convenido cargó los tarros y salió a hacer el reparto.
Las primeras cuadras todo fue normal la yegua llegaba a un cliente, esperaba el tiempo necesario para despachar la leche y continuaba viaje al siguiente, pero sucede que después de ocho o nueve clientes Arturo se encontró con una señora conocida y empezó a charlar con ella , sin darse cuenta que al pasar el tiempo necesario, la yegua avanzó al siguiente cliente y así siguió hasta llegar al final, donde pegó la vuelta y volvió al campo, dejándole a pie y sin haber repartido la leche.
Cuando cansado llegó al campo se encontró con su hermano furioso al ver el carro que llegó con los tarros llenos de leche.