LA SOLEDAD
Es para mí loa mejor compañera, me acompañó en los largos años de encierro en aquél colegio rodeado de rejas.
En ésa tan triste espera, cuando anhelaba encontrarme con mi padre; en mis estudios; en mis deberes, en mis sueños; en mis secretos; en mis ilusiones.
Desde muy pequeña comenzé a defenderme sola, la soledad me acompañó en mis deseos de aventura, en mis escapadas, en mis viajes, en mis proyectos.
La gente giraba a mí alrededor y yo igual me sentía sola. No encontraba a nadie que compartiera mis ideas.
Hasta que él llegó y por muy breve tiempo logré encontrarle eco a mis palabras, adivinaba mis pensamientos, complacía mis más diminutos deseos, proyectábamos juntos hacia el futuro.
Todo pareció brillar, llenarse de colores y de vida.
Nos divertía hasta el aire que respirábamos. Los días se nos hacían cortos y las horas volaban, no nos alcanzaba el tiempo para compartir tantas cosas en coún.
Hasta que un día todo se derrumbó, él se fue, se escurrió como el agua entre los dedos.
Todo volvió a ser gris, los catillos que proyectamos se cayeron, demolidos por el abandono, la vida comenzó a perder sentido.
Sólo quedó a mi lado mi fiel compañera: LA SOLEDAD.