EL MEJOR REGALO
De pequeña solía pararme dente al cuadro de Santa Teresita, ése que se hallaba colgado a la entrada de mi casa, en el comedor, como presidiendo la mesa familiar, me llamaba la atención que en sus manos tenía un ramos de rosas.
Fui creciendo poco a poco y familiarizándome con él. Solía pasar mucho tiempo.
Mirándolo hasta que un día mi madre parada junto a mí me preguntó:
-¿Qué te llama la atención?-
-¡Las rosas que tiene en sus manos!-respondí
-¡Vistes, son hermosas, al igual que su rostro!- replicó mi madre.
-¿ De dónde lo sacaste ése cuadro? –pregunté
- Me lo regalaron el día en que vos naciste, estaba colgado en el respaldar de la cama que ocupé en el hospital, un monjita me lo obsequió-.
-¿ Quién era Santa Teresita?- pregunté
A lo que mi madre respondió: -Tengo un librito ¡ Vamos a leerla!
Nos sentamos cómodas en un sillón y mi madre comenzó a leer:
El 1 de Octubre de 1897 muere Teresita, quien fue declarada por Pio IX Santa Patrona de las misiones. Había nacido en Francia el 2 de Enero de 1873, hija de un padre relojero y una madre tejedora, con un buen pasar económico. Tenía cuatro hermanas a las que quería mucho.
Era rubia, de ojos azules y mejillas sonrojadas.
Al morir su madre, cuando ella tenía 4 año su carácter expansivo sufrió un cambio total y su padre se convierte en lo más importante de su vida.
Logró vencer su egoísmo a los 14 años ante una situación difícil y desde ése día fue dichosa, abriéndose cada vez más al amor de Dios y tratando de acercarse a él.
Encontró en la caridad la clave de su vocación y comprendió que el amor es eterno.
Se había echo monja del Carmelo y allí oraba por todos, era muy sencilla y se alegraba con todo lo bueno que Dios había puesto en su corazón.
Dedicaba sus días a orar, trabajar, escribir poemas, obras de teatro y cantos para Jesús; transcribía además cartas a quienes se lo requerían.
Tenía 23 años cuando comenzaron las primeros síntomas de ésa enfermedad que la llevarían a la muerte ( la tuberculosis).
Solía afirmar que Dios la ayudaría a cumplir su deseo de ayudar aún después de muerta y que ésa ayuda caería como lluvia de rosas.
Ya en la última etapa escribe su vida en tres cuadernos que hoy se conocen como “Historia del Alma” en ellos nos ayuda a sentirla nuestra amiga cercana y a descubrir que Dios es nuestro padre y nos quiere mucho.
-¿ Qué te pareció la historia?- interroga mi madre
-¡ Muy buena!- contesté –Realmente Santa Teresita dedicó su vida a pedir a Jesús por los hombres; usó el amor como emblema y aún en los momentos de más sufrimiento estaba segura en su fe y afirmaba que Dios no la abandonaría.
-¡Ahora entiendo porque conservas ése cuadro con tanto cariño!-.
¡Santa Teresita fue un ejemplo que todos deberíamos imitar!