Era una noche calurosa de julio. El calor le impedía dormir, por lo que decidió salir al balcón a tomar la fresca. Cuando se disponía a abrir la puerta, observo con asombro que la vecina de enfrente tenía su ventana abierta y sin bajar la persiana.
Llevaba puestas uñas braguitas negras y una camiseta de tirantes. Tumbada en su sofá, se entretenía con el móvil, sin percatarse que era observada. El protagonista de esta historia se sentía como James Stewart en la ventana indiscreta.
Estuvo observando la escena durante un rato, sin poder abandonar el lugar. La curiosidad de la acción era más fuerte que el deseo de abandonar, hasta que decidió irse a la cama.
De repente, una luz llamó su atención. Era otra vecina, que con una linterna se asomo a la ventana. Era la loca del barrio, la cotilla de todos los barrios, la que siempre se asoma a la ventana a observar que hacen los demás.
Un último vistazo a la vecina, pero había bajado la persiana y se disponía a darse una ducha. Pero las ventanas opacas impedían ver, pero no impedían imaginar el cuerpo desnudo. Nuestro protagonista no tuvo más remedio que acostarse, implorando que el día siguiente fuera igual de interesante.
Vie19Jul202417:55
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- Género: Novela corta
La ventana Indiscreta
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