Mar27Jun202305:18
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Autor: Diego Cisneros
Género: Otros géneros

Haz Silencio

Haz Silencio 

Tras varias horas de lluvia intensa, y de relámpagos y estruendos, las oscuras nubes abandonaron el cielo estrellado. La luna y las estrellas derramaron su fría luz cana sobre el vertedero más grande de la ciudad.

En la humilde morada de Lucy, el resplandor pálido envolvió cada rincón, acentuando en ella la sombría realidad. Las gotas de lluvia persistieron en su danza suspendida, como lágrimas eternas, mientras el mundo se sumergía en un instante de quietud ominosa bajo aquel manto celestial. 

La casita de Lucy era una construcción antigua y conocida por todos en el vecindario. Había sido levantada por los abuelos de la pequeña hace muchos años, cerca del basurero, Utilizando gruesas maderas cuidadosamente seleccionadas, así como láminas desgastadas pero reforzadas con esmero, lograron dar forma a un hogar modesto pero resistente. Y Para brindar mayor estabilidad varias llantas de tractor que actuaban como pilares principales. 

A lo largo del tiempo, el viento, la lluvia y el sol habían dejado su huella en aquella morada, convirtiéndola en un refugio precario en medio de la desolación. No obstante, aún se erguía orgullosa, pues albergaba en ella historias y recuerdos que se entrelazaban con la esencia misma del lugar.

.

Dentro de aquel pequeño refugio, Lucy luchaba en vano por encontrar el sueño, dado que un perturbador suceso acaecio: un terrible grito desgarrador, preñado de dolor y espanto. Temblorosa y con el corazón latiendo desbocado, acurrucó sus delgados y pequeños pies fuera de la cama, subió la desgastada sábana hasta cubrir su cabeza, convirtiéndose en una frágil bola de protección. Mientras tanto, fuera de la casa, el goteo constante pero pausado del agua resonaba, como una melodía inquietante al silencio de la noche.

Cada pequeño ruido fuera de la visión de Lucy se convertía en un eco de esperanza o temor en su corazón inquieto.

Tras media hora, Lucy hizo un gran esfuerzo por dominar el desenfrenado ritmo de sus latidos, respirando de manera lenta y pausada. Mientras tanto, la fría luz de la luna se colaba por las fisuras y agujeros de las paredes y el techo de la humilde casa, creando un preocupante juego de sombras que mantenía cautiva su atención. Cada contorno oscuro era una promesa de peligro, y su mirada se aferraba a cada figura fugaz, temiendo que se materializara en algo más que una simple sombra.

Sus pupilas dilatadas deambulaban erraticas de un rincón a otro, buscando ansiosamente cualquier indicio de cambio, tratando de definir con claridad las caprichosas y oscuras siluetas atrincheradas en la penumbra. No permitiría que nada, si es que algo en verdad acechaba en las sombras, pasara desapercibido. Sin embargo, para su alivio, la paz se mantuvo inquebrantable, extendiendo una tregua que le permitió exhalar un suspiro contenido.

Tal vez, se dijo Lucy, había imaginado todo lo que había escuchado. Quizás aquel grito que había helado su sangre y erizado su piel había nacido sin causa ni razón en algún rincón de su subconsciente. ¡Podría ser! Deseó fervientemente que lo que había escuchado fuera solo una creación fantasmal, propia de una mente inocente y tierna. Noches anteriores habían presentado episodios similares, y al final, el resultado había sido el mismo: nada. Sin embargo, en esta ocasión, el entorno que rodeaba su casa parecía sospechosamente diferente. Algo inusual acompañaba la aparente normalidad de siempre, y el ejemplo más palpable era el silencio. Era demasiado puro, demasiado claro, un hecho extraño en sí mismo considerando que el vertedero, el más grande de la ciudad, siempre estaba lleno de ruidos. Por las noches, se podían escuchar los roces de las ratas, las peleas interminables de los gatos en celo o los lamentables aullidos de los perros callejeros. Siempre había vida, siempre había sonidos. Pero esta vez, el silencio parecía falso, engañoso, siniestro...

Con cada segundo que pasaba, con cada minuto de gélida soledad, Lucy reafirmaba con mayor determinación, casi convenciéndose a sí misma, que no había nada que temer. Lo real era que no existía ninguna presencia aterradora acechando en los alrededores, ni tras la ventana ni debajo de la cama, aguardando en las sombras, observando y calculando su próximo movimiento. No había unos ojos fríos y rojos, alertas ante el menor movimiento, ni tres hileras de colmillos afilados ansiosos por derramar sangre. No, nada de eso se había presentado, nada de eso había llegado. Sin embargo, una pequeña pizca de duda aún persistía en su mente...

Haciendo acopio de su escasa calma y valor, Lucy respiró profundamente e intentó retomar su tortuoso viaje hacia el mundo de los sueños. Justo cuando estaba a punto de cruzar las puertas del palacio de Morfeo, escuchó un arrastrar de pasos vacilante, acompañado de un pesado y dulce hedor. Aquel aroma era indudablemente nauseabundo, una presencia que se infiltraba en sus fosas nasales y despertaba sus sentidos con repulsión.

En la entrada, las bisagras de la antigua puerta de madera crujieron al ser empujada.

Por un breve instante, un susurro casi inaudible estuvo a punto de escapar de los labios de Lucy: "¿Mamá...?" Sin embargo, el penetrante hedor que se esparcía en el aire le impidió llevar a cabo tal acto. La repulsiva fragancia que flotaba en los alrededores negaba cualquier esperanza de que su madre fuera la figura que se encontraba al otro lado de aquella puerta.

Ella lo sabía. Aquel no era el regreso de su madre. Y su certeza se vio reforzada cuando sus ojos captaron una perturbadora mancha negra que se extendía en el suelo, larga y de forma extraña como una sombra solitaria desde el umbral de su hogar hasta los pies de su pequeña cama. Era una presencia ominosa que parecía crecer ante sus ojos, una presencia que infundia en ella un miedo profundo y paralizante.

La amorfa proyección en el suelo desafiaba toda lógica y comprensión que Lucy hubiera experimentado antes. Era una criatura de pesadilla, grotesca y aterradora. De proporciones desmesuradas, se arrastraba a cuatro patas con movimientos retorcidos y contorsionados. Cada paso resonaba con un repugnante chasquido. Su espalda estaba cubierta de pliegues de piel rojiza y en carne viva. Las púas negras que se alzaban de sus costados eran como cuchillas retorcidas y sangrientas. En lugar de una cabeza, se erguía un morro en forma de cono, lleno de tumores y protuberancias palpitantes, del cual brotaba un manojo grotesco de tentáculos viscosos y goteantes, que se retorcían y se agitaban como serpientes.

Lucy no pudo soportar seguir mirando aquella abominación a través de la fina tela que la separaba de ella. Con las manos temblorosas, apretó los ojos con todas sus fuerzas, deseando con desesperación que aquella criatura desapareciera, que se desvaneciera en la oscuridad y dejara de existir en su mundo. Sus pensamientos se llenaron de plegarias silenciosas mientras su cuerpo se estremecía con cada latido de su corazón, anhelando que el terror que la acechaba se desvaneciera como un mal sueño.

La criatura avanzaba con cautela por cada rincón y esquina, pero su presencia era acompañada de un desprecio absoluto por la fragilidad de los objetos a su paso. No mostraba la más mínima delicadeza al perturbar muebles y enseres, sin importarle el estruendo que generaba. El ruido que resonaba en su exploración le era ajeno, insignificante en su indiferencia.

En un momento dado, la criatura aspiró el aire con sus zarcillos, intentando captar cualquier indicio de lo que buscaba. Sin embargo, sus esfuerzos resultaron vanos, ya que nada llamó su atención de manera significativa, a pesar de haber escudriñado la humilde morada durante un largo rato. Con una rápida decisión, se dio media vuelta para regresar por donde había venido. Pero justo antes de cruzar la salida, alzó su monstruosidad hacia el cielo, desplegando en cuatro direcciones distintas su grotesca cabeza, revelando una boca repleta de filosos colmillos ocultos hasta ese momento. Un escalofriante y ensordecedor chillido escapó de su garganta, perforando el silencio de la noche. El terror se apoderó de Lucy, quien, paralizada, no pudo más que llevarse las manos a la boca, en un desesperado intento por ahogar su angustia.

Desafortunadamente, el miedo abrumador hizo que el cuerpo de Lucy cediera ante el pavor, y en un instante de traición, su vejiga se entregó al miedo. En ese preciso momento, como si la criatura hubiera recuperado repentinamente el olor perdido de una presa extraviada, giró su atención hacia la niña en la cama. Y fue entonces, justo un par de segundos después que comenzaron los más tristes y desgarradores gritos escuchados jamás.

Mié07Jun202322:57
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Autor: Albin Lainez
Género: Otros géneros

Escarlata

El sol se parte en pequeños astros negros de misericordia. Hay un escenario (un escarnio) montado para esta no justicia, esta emulación. Entonces la noche se adueña del lugar de los hechos, asienta sus reales para que abdiquen las tribus mutiladas a fuerza de bendiciones con plomo y salmos.
Así mis palabras buscando asilo ante la iniquidad. Y un desaparecer de aquellos que a pesar del agua escarlata que ha corrido bajo los puentes, aún cantan

Jue01Jun202301:40
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Autor: Iván Silvero Salgueiro
Género: Otros géneros

Idea para presentación de Tinder

Tipo feo con ganas, no te lo recomiendo (menos mal existen los filtros), unos chistes más malos tiene, él solo se ríe de sus chistes. Encima ni canta ni baila, con suerte mueve la pata para que los perros no le meen. Decí que es positivo hasta la bobería ¡Terrible!
Trabaja con números, pero escribe cuentos. Sus amigos creen que en cualquier momento deviene cucaracha (es lo único que le acercaría a Kafka). Por favor, la inteligencia artificial ya no sabe qué hacer para que el algoritmo en algo le favorezca, pero dónde natura non da...
Pobre, bajo y con panza. La dentadura postiza al menos la tiene bien pegada, es que desde que se fue con una ciega a un hotel alojamiento y le salió disparada en el mejor momento (la dentadura, no la ciega), tuvieron que pedir al servicio de limpieza que le ayuden a encontrar, había quedado pegada detrás de la cabecera de la cama (la dentadura, no la ciega).
Si vas a interesarte porque te dejó el jeque árabe y te querés vengar haciéndole sentir que cualquier piltrafa es mejor que él, por lo menos hacele cocinar. No es chef, pero algún mérito tiene.
Eso sí, no esperes conquistar el mundo si llegas a salir con el coso éste. Tampoco la pavada.
Y si después de todo esto aún así haces match, no digas que no fuiste avisada.

Mié31May202304:04
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Autor: Iván Silvero Salgueiro
Género: Otros géneros

Parlantes

Los parlantes de mi casa, de una manera apenas audible, captan una radio que sospecho será vecinal. Al lado mío, mientras trabajo o escribo y no pongo música, suena todo el tiempo la voz de un locutor (y a veces varios) de los cuales difícilmente distingo qué dicen, pero sus tonos ¡sus tonos! sí que se distinguen. Puedo notar el momento de dar una propaganda, a la manera antigua, o la de los partidos de hoy día, que siguen anunciando productos los mismos relatores, con ese entusiasmo marcado que lleva la voz a un sube y baja de enooorrme y graaann convicción. También alcanzo a distinguir el tono ceremonioso y militante de las voces que anuncian el Templo de Dios, el Paraíso o el mismo Infierno del que hay que salvarse. Al parecer, también tienen su programa predicadores.
Durante el día no es difícil imaginar que están hablando de las noticias del día, el tono es análitico, presumido de saber, y deliberante. No sé qué dicen, pero me convencen de lo que "un ciudadano decente haría" y de "en un país en serio" las medidas, el dólar o el mercado (tal vez era todo lo mismo).
Hay tonos y enunciaciones que son universales más allá de las latitudes, hay tonos diurnos y tonos nocturnos. Los nocturnos, por ejemplo, acompañan el silencio de la noche, el ruido de algún coche que pasa, los pasos de los vecinos y sus murmullos, el gato que salta entre las plantas y la voz de los pensamientos propios (que nunca es la misma que emitimos con la garganta).
Cuando ensimismado en mis propios devaneos caigo en la cuenta de las voces de la radio suelto un poco el hilo de la noche o del día que tengo y me dejo llevar por esa tonada musical de algún tema inexacto e incierto que no me trae recuerdos, pero sabe a merienda de un domingo a la tarde de la niñez.
Lun29May202302:51
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Autor: Albin Lainez
Género: Otros géneros

Figuras

 Como un latigazo el viento azotó mi cara de naipe acompañándose de una llovizna con arrestos de aguacero. Sin embargo

me detuve contra la baranda para suicidios, al borde del río marrón que discurría sin urgencia. Lánguidamente la vista se me perdió en el encrespamiento similar al temblor en la espalda del animal dormido . Esa masa líquida con su ir y venir, fue una invitación difícil de rechazar. Ensoñando, me supe navegando a la deriva. En el horizonte dibujose una línea ¿ de tierra ?, más pronto de lo esperado arribé a la inexplorada costa ya con el raciocinio casi restablecido. Nadie a la vista y un rayar el alba entibiador que inducía al descanso después de travesía semejante. Disfruté del tan diáfano cielo , de la ausencia de gente o máquinas con sus ruidos de progreso a como dé lugar más hedores a obsolescencia. Nada había que depredara la vegetación ni a las arenas inmaculadas 

cubriera con derrames de alquitrán o cerebrales.

Mientras tanto ese otro, de pie frente al acuático zigzag, viose impelido a buscar

refugio pues la lluvia, al fin intensa como lo prometido es deuda, le chorreaba por los cabellos, y los zapatos corrían serio riesgo de ahogamiento. Algo fuera de mí caviló: “tal vez sea mi destino fusionarme con aguas de cielo y tierra para que un tsunami, impropio en este sur extremo, me regale un vuelo final a toda orquesta”

Acaso también fuera ese otro, en estado lamentable, que llamó al primer taxi que acertó a pasar por allí, y pagó tarifa de forastero para huir lo más rápido posible del lugar de los hechos.

Pero, me inclino por aquel de la playa solitaria, tendido cuan largo soy, de cara al sol, a la soledad en torno, sin nada más que hacer o recordar. Entregado en cuerpo y alma al devenir.

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Imagen: El Cuizo 

Sáb27May202308:17

Estimada Lucy: espero que estas palabras te lleguen lo antes posible. Jamás
había creído que esto iba a ocurrir. Siempre he pensado que el fin del mundo
sería como uno ve en la tele: con muertos vivientes persiguiendo a la
Humanidad… Pero no, el Apocalipsis ha venido despacio,primero con la plaga
de los insectos y luego con las armas químicas. Nunca he querido expresar mi
amor hacia ti con miedo de perderte, de que te enfadaras, pero no sé si llegará
el mañana, te digo, TE QUIERO y si no nos vemos más aquí nos veremos en la
eternidad… Tu Vlad

Lun22May202311:11
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Autor: Gaizka Azkarate Saez
Género: Otros géneros

Historias de un encierro

El 13 de marzo se decretó el Estado de Alarma porque un pequeño bicho vino a nuestras vidas, sin previo aviso, para quedarse una larga temporada. Encerrados en nuestras casas, paralizadas todas las actividades, menos las consideradas esenciales, hemos tenido que adaptarnos a nuevos hábitos, nuevas rutinas. En todo este tiempo, he tenido tiempo de reflexionar sobre cosas esenciales y sobre otras menos trascendentales, y las he reflejado en este libro desde diferentes puntos de vista. Historias serias, otras tristes, con trasfondo de esperanza y alguna historia para reir, pero todas con un denominador común: el COVID-19.

Dom21May202315:45
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Autor: Gloria Ester Suarez
Género: Otros géneros

UNA INCREIBLE AVENTURA

                                                        UNA    INCREIBLE   AVENTURA

Era un momento muy difícil en mi vida, hacía unos años que llevaba casada,  la fábrica donde trabajábamos los dos había quebrado, sufrimos la enfermedad  y la muerte de mi suegro hacía un año que no trabajábamos ninguno de los dos, las cuentas se sumaban por doquier y no sabíamos a donde recurrir, hasta habíamos probado vivir con mi padre en Coronel Suarez, pero mi esposo extrañaba mucho porque era muy distinta la vida en ése lugar. Volvimos a vivir en casa de unos tíos

Viviendo de su caridad, nuestro hijo estaba enfermo y me era muy difícil conseguirle los remedios.

El mismo día conseguimos trabajo él en una empresa de Servicios y yo en una mueblería. La tía me cuidaba el nene, los horarios eran cortados de 9 a 12 y de 16 a 20 Hs. se trataba de limpiar y atender un negocio de venta de muebles, sobre todo sillones puesto que el dueño tenía una fábrica de sillones. Yo cobraba un sueldo y un porcentaje por las ventas. Todo se desarrollaba con normalidad poco a poco íbamos pagando las cuentas. Teníamos largas conversaciones con el dueño mientras tomábamos un café. Me sentía muy segura y estaba encantada de poder llevar el sueldo a la casa. Cada vez me familiarizaba mas con los artículos que tenía para la venta y a la vez recibía cada vez mas atribuciones, ahora compraba y vendía.

Mi marido comenzó  a incomodarse porque yo día a día me superaba y comenzaron los celos. Todo se fue poniendo cada vez más crítico y comenzaron las discusiones, cada vez  peores al punto de pegarnos. En una oportunidad   tuve que ir a trabajar con un ojo negro al que atribuí a que me había caído, cosa que mi patrón simuló creer.

Yo debido a que habíamos estado tanto tiempo sin trabajo no tenía muy buena ropa para ir a trabajar, en una oportunidad me dijo el patrón:-¡Señora saque plata de la caja y cómprese un par de zapatos porque no puede venir así a trabajar!-. Yo le hice caso y me compré zapatos nuevos, lo que enfureció a mi marido

Empecé a notar la diferencia en casa yo era insultada, maltratada. Solo quería ir a trabajar para sentirme mejor, más cómoda, valorada.

Poco a poco fui sintiendo atracción por quien era mi patrón, un señor no tan joven (tenía treinta y cinco años y yo veinte)siempre impecable , olía a perfume Grandall y hablaba con un acento que me atraía , me gustaba oírlo decir: “moñeca o vosotros aún conservaba rasgos del acento gallego. En una oportunidad estábamos en una conversación con un viajante que vendía placares y no sé qué fue lo que dije que  a él  le pareció mal y me contestó malamente, luego el viajante se fue y él también. Al rato regresó y me pidió disculpas me dijo que no quería haberlo echo.

Fue en ése momento que al pasar cerca de él me tomó en sus brazos y me besó exclamando: ¡Porque he de haberte conocido!¡hasta ahora yo había actuado correctamente!¡Pero ya no puedo más!.

Él era un señor correctamente casado tenía dos hijas y una tradición que no le permitía ciertos deslizes. Pero era imposible seguir negando la realidad nos gustábamos y decidimos seguir adelante ésta relación que era de trampa, pero valía la pena que nos arriesgáramos.

Quedamos en encontrarnos el día siguiente, yo saldría una hora antes de casa e iría a su encuentro en una calle del centro de la ciudad.

Llegó puntualmente en su coche y me llevó a un hotel donde dimos rienda suelta a nuestros deseos, luego nos bañamos y yo salí pronta a tomar el colectivo  hacía mi trabajo y él se fue también.

A media tarde llegó radiante y deseoso de que la escapada se repita.

Nos veíamos una vez a la semana, yo siempre encontraba una excusa para salir antes y aprovechar ése rato de esparcimiento.

En casa las cosas iban cada vez peor y llegó el momento en que debí de dejar el trabajo para intentar que todo se calme.

Ahora era más difícil poder vernos. Pero a pesar de ello las escapadas seguían igual.

Yo conseguí una cobranza de un club y entre cobranza y cobranza me encontraba con él. Jamás me dejó esperando ante un llamado mío siempre estaba listo a presentarse.

Hasta que un día mi marido que seguía desconfiando averiguó si yo había ido a cobrar  y cuando volví estaba echo una furia. Como yo ya no aguantaba más ésta situación le conté todo. Entonces me dio a elegir MI CASA y Mi Hijo o Mi Aventura. Yo elegí  a pesar de todo quedarme en mi casa con mi hijo. Entonces le llamé a él y le dije lo ocurrido y le expliqué que lo nuestro terminaba acá.

Nunca más supe de él. Y mis días siguieron siendo muy difíciles.

Mar16May202309:47
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Autor: samir karimo
Género: Otros géneros

YO, ZOMBIRO

La verdad no sé por dónde empezar… siento una lucha existencial, incluso híbrida en mi ser, se me conoce como Birillo, Biro, o tan simplemente Zombiro…  Yo, zombiro. ¿Cómo definirme?

Hay quien diga que nosotros los zombiros tenemos algo especial en nuestras venas que permite cruzar  portales…según la sabiduría popular somos hijos de Iblis o Satán y hermanos de las Iblisias… Me flipo, me paso, me vuelvo loco…  Las iblisias son las demonias caníbales de Valkiria que con su lujuria nos perversiona y  entretiene groteskamente horrótico….

¿qué es eso de Horrótiko? Simple, horror erótico con dosis de ironía… Yo, zombiro nos desvela el origen y su relación  con aquellas engendras satánicas…. Pero la verdad como les decía mi origen es oscuro, cada rama del árbol histórico nos define a sus anchas, soy hijo de Baital y Lilith, un vampiro del pasado y una zombi del futuro…

A lo largo de mi existencia oculto a veces en un envoltorio humano relato la historia de estas dos especies y sumerjo en varios multiversos retrposuniversales…

Esta es mi esencia, este soy yo, YO, ZOMBIRO…

Y ahora me doy el piro….

PARA QUIEN QUIERA CONOCER MEJOR ESTA HISTORIA U OTRAS PUEDE ENTRAR EN CONTACTO CON ESTE ZOMBIRO O ECHAR UN VISTAZO A SUS OBRAS EN LOS SIGUIENTES ENLACES

yo, zombiro
https://lektu.com/l/samir-karimo/yo-zombiro/20503?af=sam0

kofi
Ko-fi
ko-fi.com/samirkarimo
ibuks
publica.ibuksdepapel.com/samirkarimo1
Valkiria
https://lektu.com/l/samir-karimo/valkiria/20569?af=sam0
valkiria3
https://lektu.com/l/samir-karimo/valkiria-3/19560?af=sam0
chocozombi apocaliptico
https://lektu.com/l/samir-karimo/chocozombi-apocaliptico/20519
chocozombi português
https://lektu.com/l/samir-karimo/chocozombi-apocaliptico-versao-portuguesa/20484

Lun15May202322:48
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Autor: Mairo Rangel Lozada
Género: Otros géneros

Mi Pequeño Pueblo

Me preguntaron cómo está mi pueblo. Entonces, esto fue lo que pude responder.
...Como estás lejos con ganas de estar cerca. Y, anhelas saber de tu pequeño pueblo. Te cuento, hoy la tarde se recogió temprano, y la oscuridad se adueñó de la noche. Mi pueblo es verano, pero a veces sorprende con un aguacero de estropicio. Entonces, la lluvia bendita se precipita formando una celosía y una melancolía de ojos aguarapados. El viejo samán está cansado. La calidez de la brisa ya no es la caricia que lo inspirara. El viejo samán está absorto y meditabundo, temeroso de las lloviznas que, ya les son pesadas, lo abaten y lo estremecen. Las hojas del viejo samán intentan abrirse en plena mañana, y se adormilan con una sonrisa exangüe al despedirse el día. La idea de tender mi cuerpo bajo su sombra, recostarlo cariñosamente a su tallo de anillos centenarios, y sorber su luz cenital que, en piruetas intenta avivarse, corre por mi mente a cada instante. La mítica montaña se arropó con un grueso manto de nubes. Seguro, extrañará la luz de la luna rielando su lomo. Hacen días el ave del destino gorjea antes de salir el sol, y los hilos de su hosco sonido aprietan de miedo el corazón. Entonces, con habilidad de cabestrero, amarro la esperanza con todas mis fuerzas al botalón de la vida. Hay una quietud pasmosa en la ciudad, Dios debe estar enojado, y con toda razón. Quizás, cuando vuelvas no encontrarás algunas caritas que dejaste; quizás cuando vuelvas, si es que decides volver, solo tendrás en tus manos viejos recuerdos o, a tus pies, el vacío inmenso del viejo samán. Como estás lejos con ganas de estar cerca, te cuento, Chivacoa está más bella… Por favor, no te la pierdas.
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