Te espero cada noche, cada amanecer, en cada trago que le doy a mi cerveza. Siento tus pasos por la casa y cuando voy a dormir te dejo el lado derecho de la cama. Te espero tanto, que tengo una toalla de baño nueva, unas sandalias sin usar, un cepillo de dientes y un acondicionador de pelo; porque sé que las mujeres cuidan mucho esos detalles. Te espero tanto, que cocino algo para dos, pensando en ti y el refrigerador está con gustos variados de comida porque no conozco tus gustos. Te espero con caricias y besos; con risas, anécdotas e historias. Te espero con un café en las mañanas, con un ‹‹Te amo›› por las tardes y música romántica por las noches, mientras escribo cosas que me hablen de ti… En fin, no te apresures… Que yo te espero.
© Cuauhtémoc Ponce.