Un libro de hechizo encontré hace unos años en casa de mi abuela. Me advirtió que bajo ningún concepto lo leyera. Nunca supe el porqué hasta que una noche mientras dormía lo cogí. Me lo llevé a mi habitación y empecé a releer algunos de ellos. Algunos los entendí, otros en cambio, no sabía que significaban. Algunos incluso se encontraban escritos en un idioma que desconocía.
Uno de ellos me atrajo por cómo estaba escrito y lo tuve que releer dos veces, sin saber qué podía significar. Lo único que sabía era que sus palabras me habían cautivado, hechizado. Fui de puntillas, sin hacer ruido, a la habitación de mi abuela y lo volví a dejar sin que se percatara de mi presencia.
Al día siguiente, al despertar, intuí que algo iba mal. Llantos escuché desde la habitación de mi abuela. Eran mis padres. Me miraron con ojos llenos de lágrimas. No importaba que me dijeran el motivo. Vi a mi abuela pálida y fría. Su corazón se había parado durante la noche. La misma en que leí aquel verso….
Han pasado los años y ya no soy ningún niño. Aunque el hechizo que leí nunca pude saber como eliminarlo. Estoy hechizado y estar junto a mi lado es peligroso. Me convertí desde entonces en una persona solitaria al comprender que el hechizo que leí era el de atraer a la muerte. Al poco de mi abuela fallecer, fallecieron mis padres en un accidente de coche. Fue entonces cuando comprendí que era mejor alejarme del mundo para no ser un ser peligroso para la humanidad.