Amanece.
El pájaro desnudo de la cornisa de tus ojos aletea el sueño y me despierta primero. La brisa, aún fría se escurre a través de un círculo dejado por una cerradura ausente en la ventana. Te susurro al oído y te recuerdo que estamos en Praga. Estamos en un primer piso y las ventanas del cuarto dan hacia la Plaza de la República. Hay soles rotos en la calle. Una tenue llovizna nocturna esparció espejos por doquier mientras dormíamos y hace unos minutos los tanques soviéticos los hicieron añicos con saña, amenazando a la ciudad con sus cañones pornográficos y su cíclope mirada soberbia. La primavera morirá en el verano mi amor, quizás nosotros también. Pero saldremos a las calles, carne contra acero. Sabotearemos las señales, Kalashnikovas contra sueños y encenderemos fuegos en todos los puentes. Nuestro mundo se derrumba y no nos quedaremos de brazos cruzados viéndolo caer.
Te hago cosquillas en la planta de tu pie izquierdo que se escapa de la cama y oigo tu risa amortiguada por la almohada; te digo “buen día Mía, el café ya está listo” y te beso esos labios perezosos que apenas pronuncian un “tengo sueño” o algo así. Te lleno la taza y el vapor inunda de fragancia la habitación, Chopin suena al fondo del hall del edificio. Nocturno en Do menor. Sublime. Insoportable-mente sublime y estuve a punto de llorar. Yo también tengo sueños Mía, yo también. Esta noche deberemos burlar el toque de queda, evitar las avenidas y los retenes de seguridad hasta llegar al río Vltava.
El temblor sacudió el edificio. Y contuvimos la respiración. Me asomé a la ventana y vi a la gente correr entre el humo agrio de la pólvora y las manchas rojas esparcidas sobre el adoquinado.
—Junta algunas cosas mi amor, es hora de irnos a un sitio más seguro.— Alcancé a decirle.
Mía se apresuró, arregló una pequeña valija rota que teníamos y salimos raudos a la calle. Nos besamos suponiendo que este amor nos podría proteger de la insensatez o de la necedad. Pero no. Apenas despegamos los labios pudimos sentir aún mas cerca que nuestras bocas, otra explosión a escasos metros de donde caminábamos, sobre Avenida Revolución. Noté que comenzaba a llover sobre nuestros cuerpos. Luego nos dormimos y ya no supe más.
Jue11May202302:01
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- Género: Microrrelato
Primavera en blanco y negro
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Comentario:
Me encantó la elección del tema, César. Está muy bueno.
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Gracias Iván!!! Un abrazo.
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Comentario:
Hola César!
Disfruté mucho este relato poderoso y evocador a partes iguales.
Un gusto volver a leerte!
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