El encaje y el satén no le eran ajenos aún en su personalidad introvertida, Jana medía casi un metro setenta de hermosas y definidas curvas configurando el marco perfecto para su exótico rostro.
Colgó el teléfono, no acostumbraba pedir a domicilio pero la practicidad del delivery la convenció de hacerlo.
Apenas unos minutos después, el llamador sonó. —Quién es?. —preguntó a través del portero eléctrico...
—Pedido sra.
Tomó coraje, se acercó a la puerta y abrió.
Al otro lado estaba él, un joven apuesto, de no más de veintitantos años, con su uniforme desalineado, el brazo extendido con la bolsa y una expresión de sorpresa y desconcierto en la cara.
Jana tomó el pedido de sus manos y caminó sensualmente hacia la sala, el joven estaba petrificado en la puerta, la miraba inmóvil. Ella apenas giró un poco la cabeza y preguntó –querés cobrar, entrá y cerrá la puerta—. La timidez lo invadía, avanzó despacio, casi sin hacer ruido cerró la puerta y se acercó a Jana. Ésta lo tomó de la mano, la tenía fría, —necesitás calentarte —dijo– y guió su mano hasta apoyarla en un pecho. La excitación y la sorpresa se apoderaban de él, pudo sentir a través del body la dureza del pezón. A lo que reaccionó con un suave pellizco. —ay —exclamó Jana– provocando que él retrocediera y le pidiera perdón, pero ella volvió a tomar ahora sus dos manos colocándolas en sus tetas y le susurró —apretalas fuerte... me gusta así—. Al mismo tiempo Jana con una de sus manos intentaba quitarle el cinturón y con la otra le acariciaba el duro bulto que tenía entre las piernas. Primero el cinto, luego el botón y el cierre, ella metió su mano entre las telas y el contacto con la piel la excitó aún mas. Él le había corrido el cabello y la besaba delicadamente en el cuello perfumado mientras le decía lo mucho que le gustaba.
Jana ignorando sus palabras no perdió tiempo, le dió un tierno beso en los labios, se arrodilló jalando con vehemencia el pantalón y el boxer dejando el sexo y las piernas descubiertas. El joven no podía creer lo que estaba sucediendo, mantuvo una expresión de deseo y fascinación en el rostro hasta que sintió el dolor extremo de los colmillos de Jana cortando la piel en busca de su arteria femoral, intentó con un movimiento desesperado apartarla pero resultó inútil, ella lo tomó de los brazos con una fuerza sobrenatural que lo mantuvo inmóvil hasta que perdió el conocimiento.
Jana lo dejó tan solo un momento para llamar al delivery, debía quejarse de no haber recibido su pedido y cancelarlo definitivamente para luego volver sobre el muchacho hasta desangrarlo por completo.