Lun15May202313:18
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Autor: Fran Márquez
Género: Microrrelato

Mi entierro

Mi entierro

Palada tras palada de tierra húmeda sobre mi cuerpo inerte. Resulta extraño contemplar el homenaje a mi propia muerte. 

Mi entierro es tan alegre como fue mi vida pasada. Mi familia, mis amigos, incluso mis antiguos empleados conversan animosamente; beben, ríen y cuentan anécdotas divertidas. Yo los observo en la distancia, convencido de haber tomado la decisión correcta.

Un mes antes, me diagnosticaron un cáncer muy agresivo que se había extendido al pulmón izquierdo, hígado y páncreas. Los médicos me comunicaron que mi tiempo en este mundo tenía fecha fin próxima, no sabían determinar si un día, una o varias semanas, pero que no aguantaría más de un mes. Yo asumí la noticia con entereza, incluso mostré una ligera sonrisa que me delataba. El doctor Beltrán, jefe del servicio de oncología, lo interpretó como un gesto de autodefensa y yo permití que lo creyera.

Salí del hospital y me dirigí directamente a mi oficina. Comuniqué la noticia a mis empleados y a mi familia, y comenzaron con las entrevistas para localizar al mejor candidato. Todos sabíamos que esto podía ocurrir y no había tiempo para sentimentalismo, la empresa debía continuar su funcionamiento. Una semana después, yo mismo entrevisté a mi sucesor. Se trataba de Juan Linares, un hombre alto, apuesto, elegante y arrogante. No tenía familia ni amigos, pero su formación académica era impecable. Automáticamente, le ofrecí ser el dueño de mi imperio, el fruto del esfuerzo y sacrificio de toda una vida. Se mostró dubitativo, desconfiado, pero aceptó. Imagino que alguien como él, sin nada que perder y mucho que ganar, no podía permitirse el lujo de cuestionar la suerte que siempre le había sido reacia.

Presenté a Juan Linares a mi esposa, que lo observó con ojos golosos. Debió pensar: "A rey muerto, rey puesto". Debo confesar que su coquetería me molestó. Mis hijos y mis amigos bromearon delante del propio Juan que no comprendía nada. Finalmente, lo llevé ante la plantilla de mi empresa: «Con-Ciencia».

El nombre lo dice todo; a través de la ciencia se puede alcanzar cualquier logro: clonación, alteración genética, robótica... Incluso modificar la propia conciencia. Nosotros hemos llegado más lejos, somos pioneros en una técnica de intercambio de la conciencia de dos sujetos. Juan Linares y yo hemos sido los primeros. No tuve miedo, quiénes conocen mi trayectoria saben que la palabra fracaso no se encuentra dentro de mi diccionario. 

La intervención resultó todo un éxito, en principio. Aparentemente, todo era normal. Conservaba mis recuerdos, mi personalidad y mis sentimientos. Sin embargo, algo había fallado. La conexión entre Consciente y Subconsciente no se sincronizó correctamente. Ahora, mi consciencia me dice que continúe con mi glamurosa vida, mientras que mi subconsciente me pide que los mate a todos, poco a poco y con sufrimiento. 

Y aquí estoy, rezagado, oculto tras un gran roble, mientras contemplo las risas de mis allegados durante el transcurso de mi propio entierro. El sonido seco de la arena húmeda al cubrir mi antiguo cuerpo lleva a mi subconsciente a imaginar sus rostros de dolor mientras cerceno sus miembros. Reíd malditos, ¿quién quiere ser el primero?

Fran Márquez 

3 valoraciones

5 de 5 estrellas
hace 1 año
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samir karimo
Jurado Popular
  • 201
  • 27
hace 1 año
Comentario:

algo splatter, frantastico

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hace 1 año
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