¡Más fuerte!... ¡Arriba!.... ¡Más duro!... Mamá te llama por cuarta vez y tú como si nada, dándole al columpio. Y no es que no quieras ir a por un helado... No, no es eso. Ocurre que estás a punto de consumar tu plan y no puedes perder la oportunidad que tienes de deshacerte de ella de una vez por todas. Así que decides no hacerle caso a mamá, poner el alma en cada balanceo y mecerte sobre el columpio con todas tus fuerzas. ¡Arriba!... ¡Más duro!... ¡Atrás! ....
Hace tan solo un par de tardes la viste por primera vez en la fila de los bebederos. Lo recuerdas perfectamente. Te encantaron sus piernas largas y afiladas como palitos chinos ¡Y pensar que los otros niños andan tan felices por ahí, y ni cuenta se dan de estas cosas! Pero qué va, tú eres muy maduro (te lo ha dicho tantas veces la maestra) y por eso, desde que apareció en tu vida, supiste que nada volvería a ser como antes.
Conocerla fue mudarte a otro planeta en el que sólo existe ella. De un día para otro dejaron de interesarte las hormigas asesinas, el fútbol, y hasta el barco a motor de dos pisos que te regaló el tío Ramiro por tu cumpleaños. ¡Es tan divertido correr juntos por el parque! Y luego, cuando te falta el aire, te tiras sobre la grama y ella se recuesta de ladito sobre el borde de la fuente. ¡Entonces se ve tan bonita que no puedes dejar de mirarla! Ya eres un chico grande y sabes muy bien lo que les ocurre a los adultos cuando se enamoran: se fijan en alguien y luego ¡paf! ¡Nada más tienen ojos para esa persona por siempre! ¿Estarás enamorado? ¡Arriba! ¡Más fuerte!... Atrás…. ¡Más duro!
Hay días en los que es buena, juega contigo y te hace sonreír. Pero otras veces es tan rara... Se te mete por debajo y parece que quisiera subir por tus piernas para invadirte por dentro. ¡Ahh, pero tú no sientes miedo! ¡No! ¡Para nada! Es sólo que lo has pensado mucho y crees que lo mejor será librarte de ella antes de que sea demasiado tarde. Después de todo podría tratarse de una espía disfrazada. ¡Quién puede saberlo!
Por eso, aunque sabes que mamá te está llamando, te haces el que no oye y le das al columpio con todas tus fuerzas. Albergas la esperanza de que se maree, se harte de una buena vez de tí y se aleje para siempre de tu vida. Pero… ¡qué va! Mamá ya se acerca furiosa. Se acabó el tiempo y no pudiste lograrlo. ¡La condenada sombra no quiso soltarse! Esta noche, cuando apaguen la luz, tendrás que pensar en algún otro plan.
@cristinnadez