23 de junio de 2023
Esperaba con ansias el Día de San Juan. Quería ir hasta la hoguera y purificar con sus llamas todas esas cosas que nos deterioran el retrato como a Dorian.
Era temprano y fui hasta las orillas del río, al museo donde tenían en exhibición la reproducción de esta festividad pintada por Quinquela Martín.
Al observarla, llevé mi mano al corazón y pensé en todas mis miserias de las que quería deshacerme: el rencor, la impotencia, la frustración, la soledad y vaya uno a saber cuántas más.
Cuando mis penas aprendieron a nadar, dejé la botella en un adoquín frío y solitario.
Conduje hasta el parque sin limpiarme el vómito y, luego del circo demagógico de los sacros organizadores, me dejé caer en las llamas.
Los bomberos, rápidos de reflejos, no dejaron que se me quemaran más que las pestañas.
Pero al regresar a mi hogar, encontré la casa vacía y sin vida. Ella se había llevado mi vida, mi felicidad, mi trofeo al último puesto en varones con habilidades especiales y hasta el gato.
En mi propia ausencia, el hombre del espejo echaba humo al convidarme más ginebra.
La policía llamó a la puerta. Por las cámaras de seguridad me vieron dejar una botella vacía que causó el accidente y muerte de los turistas que viajaban en el bus que cayó al río cuando el conductor perdió el control al explotar un neumático.
Al quemar todos mis defectos, incineré todo lo que hacía de mí el hombre que era. En el talego me las ingenié para decorar con llamas mi celda. Así comenzaron a llamarme San Juan, y hay quienes dicen que tengo el poder de quemar cosas con mis manos. Lo único que pude hacer arder fue mi corazón...
Gracias nuevamente. Me algra que te gustara. Saludos
Abrazo.