Te pienso; te pienso en cada canción que me recuerda a ti, en cada momento que pasamos juntos. Te pienso en el día, en la noche antes de ir a dormir, y lo peor de todo es que lo hago sin querer y sin poderlo evitar.
Y así pasan los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses… Pidiéndole a Dios a que no se conviertan en años.
Te observo; y me doy cuenta que día con día algo cambia; algo me dice que algo llegó o algo se fue.
Te escucho; y percibo en tus palabras que no son las mismas de antes; porque los sonidos cambian, los tiempos pasan, las personas cambian su manera de pensar gracias a las circunstancias y hasta el mañana no volverá a ser el mismo.
Te analizo; y veo que no tengo mucho que analizar; porque cualquier comportamiento que tengas, está completamente justificado, porque cada cabeza es un mundo y un sentimiento también lo es… y todo el mundo tiene el derecho de cambiar.
Te bebo; me sirvo otro trago mientras prendo un cigarrillo y me imagino que estás dentro de la copa… Observo como el licor y el cigarrillo se van consumiendo poco a poco; así como el amor, así como la melodía que escucho en estos momentos; así como la vida misma. En fin… yo te bebo.
Cuauhtémoc Ponce.