Sí, en Génesis, Dios descansó al séptimo día después de la creación. Son siete pecados capitales y siete maravillas del mundo. En Japón, existen siete dioses de la fortuna y si nos vamos del otro lado hay siete colinas que conforman Roma y Estambul… En la alquimia, se consideran siete metales: oro, cobre, plata, hierro, estaño, plomo, mercurio… En la literatura medieval se mencionaban siete mares: el golfo Pérsico, el mar Negro, el mar Caspio, el mar Rojo, el mar Mediterráneo, el mar Adriático, y el mar de Arabia.
Siete vidas tiene un gato y, si rompes un espejo tendrás siete años de mala suerte… En música existen siete notas musicales y por si fuera poco la cultura maya realizó siete profecías… En la religión cristiana apunta que existen siete arcángeles y siete príncipes del infierno y la cosa se pone más complicada cuando llegamos al Apocalipsis: siete copas, siete sellos, siete trompetas, siete reyes, siete colinas, siete cuernos… En fin, al parecer el número siete tiene algo cabalístico, profético en nuestra existencia… En lo personal, en mi muy corta historia de amor, bastaron siete días juntos, para darnos cuenta de que eso no conducía a ningún lado.
© Cuauhtémoc Ponce
*Fotografía en el Cementerio San Camilo, Pereira, Colombia.