Fue un sueño tan real, como si lo estuviera viviendo en la vida misma. Una noche, un lugar romántico; un trago; un piano en donde él tocaba una hermosa melodía mientras recorría sus dedos por las teclas, imaginando que se deslizaban por su piel… Ella por su parte no dejaba de mirarlo, de admirarlo como se contempla una noche lluviosa, de esas que hacen arrancar suspiros; de esas que te hacen sentir morir de amor y que traen recuerdos…, tal vez anhelos. Fue un sueño de amor perfecto, como pocas veces se tienen en la vida… Él, perdiéndose en su mirada; ella, perdiéndose en sus labios.
“Fue todo un sueño”, se dijo él cuando la lluvia lo despertó y volteó a ver el reloj que marcaba las cuatro de la madrugada.
Al otro lado del país, a la misma hora, una desconocida despertaba sin razón. Pero una melodía quedaría marcada en su memoria, estando segura de que nunca en su vida la había escuchado; mientras la lluvia sonaba de fondo.
© Cuauhtémoc Ponce.