Sentado frente a la pantalla del ordenador,
con una taza de café y su cuaderno de anotaciones,
oyendo el ruido de la lluvia al caer sobre los tejados,
rememoraba el final del verano y el comienzo del otoño.
Un otoño que se presentaba diferente a los otoños anteriores,
rutinario, aburrido y cargado de nostalgia y melancolía,
debido en gran parte a la marcha de seres queridos.
Algunos para siempre, y otros de manera temporal.
Pero todos ellos dejaban un otoño vacio y lleno de dolor.