LEVEDAD
Llueve en la luna, pero no es agua. Son solo pequeñas piedras-estrellas que van explotando a medida que caen. Explotan sin ruido, porque no hay atmósfera en la luna y luce como una película silente de Chaplin. Entonces, él mismo sale a escena portando un paraguas, ja, ja, el paraguas se va desintegrando con las explosiones de las pequeñas piedras y solo va quedando el varillaje desvencijado; las piedras van desgastando su sombrero de bombín, su bigote, su cuerpo. Solo quedan los zapatos, que bailan con ritmo silencioso. Chaplin no es más que un payaso que dice verdades, verdades que nadie escucha y en las que ya nadie cree y los zapatos de Chaplin se alejan dejando huellas. Detrás de él van otros, muchos más, diciendo otras verdades y también se alejan dejando huellas, unas leves huellas en la arena sin mar.