La fiebre me lleva al delirio.
Recuerdo noches pasadas que no pasaron,
tu silueta grabada en mi retina despojándose de la fina seda que roza tu piel y enciende mi alma.
Un amor tan auténtico como inexistente,
tan fugaz como permanente en mi memoria.
Fuiste, eres o serás,
o quizás los tres tiempos representen este delirio atemporal.
Nunca sabré si eres fruto de mi estado febril,
Pero si así fuese, ansío que la sangre me hierva,
que nunca se apague la mecha y
que sigas a mi lado
sin pensar en futuro, presente o pasado.
Fran Márquez