A veces coincidir con alguien con el que puedas ser completamente autentico y puedas expresar con brutal sinceridad lo que sientes, es una fortuna.
Una especie de milagro que no se manifiesta siempre. Hay conexiones profundas y verdaderas que van mucho más allá de lo que se pudo haber imaginado que sería.
Personas que se sienten tan cálidas y acogedoras que parece mentira, pero que sin embargo son más reales que el aire que respiramos.
En la vida, sólo en contadísimas ocasiones encontramos a alguien con el cual comunicarnos perfectamente, sin secretos y apariencias; a quien podamos transmitir nuestra alma sin miedos ni dudas. Alguien quien puede ver a nuestros ojos y descubrirnos sin necesidad de palabras. Es casi todo un milagro, o una suerte inesperada, hallar a esa persona.
Más allá de solo juzgar eso como amor, tal vez, en esencia a eso se le llama empatia y conciencia mutua.