Yo simplemente estaba haciendo mi trabajo periodístico en aquel entonces. Recuerdo que entré en aquel lugar con la intención de hacer la nota: unos cuantos apuntes, quizá unas cuantas entrevistas para el periódico en el que laboraba y dar por terminado mi trabajo.
Fue ahí donde la descubrí: una mujer hermosa bailando ante un escenario tan diferente, tan dispar, tan apasionado y a la vez tan mediocre. Donde espectadores como yo estábamos enamorados por sus movimientos; como otros tantos que no ponían atención a la hermosa interpretación de aquella bailarina. “Qué falta de respeto”, llegué a pensar. Sintiendo coraje por aquellas personas que ni siquiera tenían la educación de voltearla a ver. “Igual es mera ignorancia, ¿qué carajos van a saber estos ignorantes lo que es el verdadero arte?” Me dije en más de una ocasión… Porque no, no fue la única presentación a la que asistí para verla una vez más.
Fueron más de treinta sábados, más de treinta presentaciones a las que acudí por el tan sólo hecho de verla. La canción de fondo y sus movimientos seguían siendo los mismos. Así como su misma pasión al bailar y sus mismas lágrimas cuando terminaba el espectáculo, donde unos aplaudían y los ignorantes del arte ni siquiera tuvieron el respeto en ponerse de pie.
Siempre me pregunté qué tanto significaba esa canción para ella. ¿Le recordaría a algún amor? ¿Seguiría enamorada de esa persona? ¿Acaso un amor imposible? ... No lo sé, nunca quiso darme una entrevista, y así como llegó a mi vida de una manera inesperada, así mismo se marchó… Nunca supe más de ella, y el manicomio no quiso darme razón de su paradero.
© Cuauhtémoc Ponce
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La bailarina
Es un cuento original y con un final inesperado. Gracias por compartir. Saludos
Inesperado...como siempre. A+++
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Gracias mi estimado amigo
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Hermosa narración. Que buen desenlace! Saludos!
Me gusta como "pinta" y el final es como su firma. Saludos
La atracción de la locura, el misterio, la pasión de la locura...Me ha encantado. Gracias por escribir y compartir. Besos inesperados.