Jue06Jul202314:40
Información
Autor: Sergio Alfonso Amaya Santamaria
Género: Cuento

Año 2075

Año 2075

Año 2075

Año 2075

14/06/2022 2206141369787

Año 2075, en cualquier ciudad del mundo. Los combustibles fósiles se han terminado y una gruesa capa de niebla contaminante cubre la ciudad. ¿Árboles?, muy pocos, siempre vigilados por guardias armados; cortar o lesionar cualquiera de ellos, se castiga con la pena de muerte. El papel es casi inexistente; sólo se fabrica un reciclado para fines higiénicos o quirúrgicos. Ahora todo documento escrito es en forma digital. Los plásticos, derivados del petróleo, ya no se fabrican; se han desarrollado productos elaborados a base de reciclados, combinados con cerámicas resistentes al fuego y a los golpes. Las bibliotecas se han perdido en inundaciones, sismos, erupciones volcánicas, pandemias, latrocinios y abandono.

«Las ciudades son un verdadero caos desde hace sesenta años, cuando los países empezaron a entrar en crisis por falta de solvencia económica, resultado de muchos años de corrupción y despilfarro, que dieron lugar a cruentas guerras sin sentido. Hubo levantamientos populares, la robótica substituyó al hombre y acentuó la escasez de trabajo; algunas empresas cerraron ante el derrumbe de las economías. Aquella globalización que tanto se alabó en un principio, fue también motivo de su ruina; todo fue como una explosión en cadena y lo que se creía una fortaleza, se convirtió en un castillo de naipes.

Pero no todos están sumidos en la desesperación. Existe una organización que considera que esta crisis es pasajera; se denomina “Scriptorium” y se dan cuenta de que es importante no perder la historia de los pueblos, ya que eso llevaría a la humanidad casi a las cavernas; ante la pérdida de los testimonios escritos y la falta de participación de la humanidad en los medios electrónicos. Aunado a ello, la falta de energía eléctrica en lugares apartados de los centros urbanos.

Los intereses de las petroleras mundiales bloquearon el desarrollo de los autos movidos con otros combustibles o energías alternas y ahora se pagan las consecuencias; los automóviles son un lujo y el transporte público es escaso y de pésima calidad. En tanto que la pobreza y el malestar crecen entre la población, la policía represora se multiplica; se han desarrollado autos eléctricos, pero de alto costo.

Ante este panorama, en que parece que la población se dirige a su extinción, “Scriptorium” hace un esfuerzo supremo para preservar la memoria de los pueblos. Por todos los medios se convoca a los escritores, periodistas, científicos, etc. a enviar sus escritos digitalizados a la organización. Si no se dispone de medios para hacerlo, pero se tienen los escritos originales, también se solicita su envío, para que el personal de “Scriptorium” haga la digitalización.

Los gobernantes parecen estar ciegos ante las demandas populares, encerrados en sus mansiones o edificios; rodeados de lujos y de guardias amados, evitan mirar hacia abajo y dictan órdenes que suponen aliviarán la situación de la plebe; en tanto ellos están con las barrigas satisfechas y degustan exquisitos vinos y manjares.

No falta gente pensante y personas de todas las edades se miran en las calles, entrevistan a los viejos y con sus blocks electrónicos en las manos, recogen esos recuerdos que formarán la memoria del pueblo; la memoria humana; parece un trabajo sin sentido, pero una vez hecha una buena recopilación, el hombre nunca volverá a ser un salvaje; se tendrá por escrito el conocimiento acumulado por generaciones.

Los cambios operados en la naturaleza fueron brutales y causaron mucha muerte y destrucción; tal vez en esa poda se encuentra el alivio; al disminuir la población, se han eliminado esos millones de seres que, sin ser productivos por los mismos errores de gobierno, eran una pesada carga social. Las fronteras se han modificado al término de la III Guerra Mundial; algunos países desaparecieron, otros cambiaron de tamaño y algunos se mezclaron para formar uno nuevo; pero la clase poderosa se resiste a los cambios, llevará tiempo lograrlo; aún es posible alcanzar esa meta. A eso que denominan Nuevo Orden Mundial.

La tasa de población disminuyó en algunos países y ese envejecimiento llevó a tales naciones a los problemas que enfrentaron. El crecimiento excesivo también fue problema. Tal vez ahora encontremos un justo medio que permita un crecimiento poblacional armónico; de acuerdo con las posibilidades de la naturaleza.

Casi acabamos con los bosques, lo que llevó al agotamiento o contaminación de los mantos acuíferos; no obstante, la naturaleza es más sabia que el ser humano; ahora sólo nos queda aguardar a que logre su regeneración la flora del mundo; eso mismo hará renacer la fauna; los combustibles fósiles, ya no los tendremos, pero tampoco la posibilidad de volver a contaminar. Ahora se utiliza la energía solar; la energía del viento y de las olas marinas; los desperdicios orgánicos se procesan para obtener gas metano que moverán las turbinas para producir energía eléctrica y con los residuos de los desperdicios se producen fertilizantes que no agreden a la naturaleza.

Por la falta de combustibles, el ser humano ha vuelto a caminar, lo que le dará mejor salud a la población. Ahora se tiene necesidad de estar en contacto físico con nuestros vecinos, ayudándonos unos a otros, lo que logrará una mejor sociedad.

La actividad volcánica parece haberse detenido, así como los sismos y maremotos. Ha llegado el tiempo de la reconstrucción»

El texto anterior llegó al “Scriptorium” escrito en unas hojas amarillentas; refiere quien las trajo, que se las entregó un hombre anciano, era un jovencito cuando empezó el caos. Ese hombre había perdido a su familia y su patrimonio y vagaba solo; sobrevivía de cualquier forma y por las noches escribía todos sus recuerdos en esas hojas que desde joven había podido salvar. Cuando se le terminaron los lápices, buscaba en los rescoldos de las fogatas las ramitas carbonizadas y con ellas continuó su relato.

 Luego de entregar su escrito, el anciano se alejó, renqueando con sus artríticas piernas, se perdió entre el humo y la niebla que cubren las calles. Estos recuerdos, aislados y diversos, mostrarán al mundo la realidad que enfrenta, pero también serán una guía para que el hombre se vuelva a levantar, tal vez con una visión más razonable del sentido de su vida en el planeta. Quizás haya aprendido la lección y no cometa los mismos errores.

Sergio Amaya Santamaría.

 

Noviembre 30 de 2013, Ciudad Juárez, Chih.

Abril 2 de 2021, Rosarito, B.C.

1 valoración

5 de 5 estrellas
samir karimo
Jurado Popular
  • 201
  • 27
hace 1 año
Comentario:

siempre un gusto leer, enhorabuena

Mostrar más
  • Sergio Alfonso Amaya Santamaria hace 1 año
    Gracias, Samir, agradezco tu comentario y valoración. Abrazos
Colapsar menú
Inicio
Concursos
Publicar
Servicios Editoriales
Login

0













We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.