El detective Foster se presentó ante el forense Miller
—Y bien Miller ¿Qué me dices?
—Para comenzar, deja te digo que la chica no ejercía la prostitución, de hecho, la chica era virgen; murió por asfixia.
—Entonces, ¿estamos frente a un asesino serial?
—Me temo que sí, detective, todas han muerto de la misma manera y de una forma muy sutil. Ninguna de ellas presenta signos de tortura ni hay rastro de violación.
24 horas antes, el cuerpo semidesnudo de una chica de 20 años yacía sin vida en el piso de una carretera en un pequeño poblado de Oregón. No se encontraron signos de violencia en la escena del crimen. Pero el asesino dejó a un lado del cadáver un letrero que decía «murió por prostituta»
Este era el quinto asesinato con el mismo modus operandi. El asesino traía de cabeza al FBI desde hace 5 meses. Cada mes, el cuerpo de una nueva víctima aparecía en alguna parte del condado. Lo peor de todo, eran los desconcertantes letreros que el asesino dejaba al lado de sus víctimas. En la primera dejó un letrero que decía «murió por negra», cuando la víctima era blanca. Al lado de la segunda se encontraba un letrero que decía «murió por blanca», siendo que la víctima era afroamericana; y así con el resto. Letreros antagónicos sin sentido hasta que, en su última víctima dejó un letrero con un: «murió por prostituta», cuando los resultados forenses y la investigación arrojaban que la chica no era prostituta y murió siendo virgen.
Nada encajaba, el asesino, al parecer no tenía ningún interés sexual en especial. Ya que las víctimas no presentaban signos de tortura o violación. Todo indicaba, que asesinaba por el tan sólo gusto de matar.
Treinta días después, el asesino asfixiaba a su víctima número seis, después de haber abusado sexualmente de ella; de hecho, lo había hecho con todas.
“Lo bueno de ser forense, es que la policía siempre cree ciegamente en los resultados de un médico forense”, se decía así mismo el doctor Miller, mientras dejaba otro cadáver y un letrero en el piso.
“Te veo más tarde pequeña”, le dijo al cadáver, mientras arrancaba en una camioneta tipo van.
© Cuauhtémoc Ponce.