Mié08Nov202314:53
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Autor: Yuliangelene Mosquera
Género: Cuento

Las dos espadas.

Las dos espadas.

Las dos espadas

Se cuenta de un sabio y honorable rey que tuvo dos hijos, a los que antes de morir les dio como herencia una espada. Esas espadas habían pertenecido al noble rey y habían sido el apoyo para librar muchas de sus batallas para proteger el reino.

Una de las espadas tenía la particularidad de brindar vida a quien padecía alguna enfermedad, pero no podía traer de vuelta a alguien que estuviese muerto; la otra poseía la facultad de calmar los demonios que se ocultan en el corazón del hombre cuando éste les permite hacer morada en él… Eran espadas solidas capaz de hacer frente ante cualquier oponente, fuertes con hojas muy filadas que permitían cortar todo cuanto se atravesara en el camino.

La espada de la luz, aquella que poseía el don de la sanidad, solo podía ser empuñada por aquel cuyo corazón fuera puro, capaz de sentir compasión y tristeza, pues esto le daría al portador el poder de vencer a su oponente teniendo en cuenta el valor de la vida.

La espada del loto, capaz de ser blandida por aquel corazón tenaz y ávido de proteger a quienes les rodean, llevaba dentro de sí el don de calmar los corazones perturbados por los bajos deseo humanos que hacen desfallecer al espíritu. Ambas espadas habían sido empuñadas por el noble rey a lo largo de su vida como soberano. Para poder empuñar una de estas espadas el portador debía cumplir con los principios que exigía cada una y que de no poseerlos, la espada sólo sería una hoja sin filo e inservible.

El padre por lo tanto procuro enseñar a sus hijos aquellas virtudes que los convertirían en hombres de honor y valor que con el tiempo pudieran obtener el don de las espadas.

Los dos hermanos eran recios y habían logrado alcanzar niveles de honra en la sociedad, uno de ellos era taciturno, fuerte en gran manera, pero sin piedad y con un corazón repleto de ego. Sin embargo el siguiente hermano era humilde, de corazón compasivo entregado a aprender y a servir a su prójimo, pero en su corazón era frágil y se dejaba llevar rápidamente por sus emociones. Viendo el padre la personalidad de sus hijos resolvió entregar al primer hijo la espada de la luz y al segundo la espada de loto.

Cuando el noble rey murió, ambos hermanos recibieron la herencia que su padre les concedió. El primer hermano recibió la espada de la luz, capaz de sanar a aquellos que padecían alguna enfermedad. El segundo hermano recibió la espada de loto capaz de calmar el corazón atormentado por los demonios que el mismo permitía que moraran en el… Para ambos hermanos la batalla por empuñar las espadas de su honorable padre comenzaba, ya que a pesar de ser hombres de honor y principios no cumplían con los requerimientos que exigía el blandir aquellas espadas. El primer hijo del rey decidió partir en una cruzada para convertirse en alguien digno de portar la espada de luz, mientras que su hermano decidió permanecer en el reino y fortalecerse al cuidar de su propia gente. Así comenzó para los herederos el principio de su historia personal.

Aquellos jóvenes comprendieron que las circunstancias en las que uno nace no tienen importancia, es lo que uno hace con el don de la vida lo que nos dice quiénes somos.

El primer hijo, portador de la espada de luz, era un ser indolente y lleno de ego por las capacidades asombrosas que formaban parte de él. En su cruzada para realizar su historia personal debía aprender el valor de la vida para saber cuál eran las batallas que debía librar y cuales debía simplemente evitar. Aprender sobre la tristeza y el dolor para comprender sobre la compasión y el amor… Jamás había entendido por qué su padre le dejó como herencia la espada de luz cuando su hermano menor era el más indicado para portar aquella espada. No había comprendido él que su padre era un hombre sabio que tras su partida les encomendó la tarea de descubrirse a ellos mismos y crecer.

La fama, la honra y la gloria no son tan importantes como lo es vivir amando y compartiendo con aquellos que posan cerca de ti; que las aventuras de la vida son abono mágico para nuestras vidas.

El segundo hermano por su parte debía aprender sobre el autocontrol, entender que al dejarse llevar rápidamente por sus emociones se privaba a él mismo de entender razones y tomar las decisiones correctas. Que mantenerse sosegado aún con el bullicio de sus propios deseos le permitiría encontrar la paz y blandir aquella espada que no sólo le ayudaría a él a lo largo de su vida sino a todos aquellos que en su camino se cruzaran…

Para el primer hijo lo largo y ancho del camino fue aprendizaje y crecimiento. A travesó el valle de la sombra como una enseñanza de la soledad; el valle de la tormenta para valorar la paz de la vida; el valle del amor y la necesidad de proteger a alguien más que a ti mismo, para entender sobre el dolor y la tristeza de perder a quien se ama y lo importante de saber por qué empuñas tu espada para arrebatar la vida de alguien más. Tras golpes, adversidades y experiencias mágicas la travesía del primer hijo se cumplió haciendo de aquel hombre sin piedad y narcisista un hombre cálido capaz de detenerse para ayudar a su prójimo y comprender el dolor ajeno…

El segundo hijo tras trabajar para su propio pueblo y dirigir el puesto como soberano le aporto la serenidad para tomar decisiones y la fortaleza a su propio corazón para no desfallecer ante sus debilidades sino extenderse con valor hacia lo que es correcto y mejor, no solo para el sino para su pueblo. Comprendió que el corazón es vulnerable y dejarse llevar por él lo conduciría por senderos inestables y que desechar a su propio corazón lo apartaría de la felicidad. Entendió que su corazón y su mente debían formar parte de un todo que le concediera el equilibrio necesario para vivir.

 Ambos hermanos comprendieron al fin la voluntad de su padre al concederles las espadas que cada uno empuñaba. No era otra más que entendieran el propósito de sus vidas y lo que ellos querían llegar a ser, para que al final de su jornada sintieran orgullo de la persona en la que se convirtieron. Que sin importar que tanto te apalee la vida debes continuar hacia delante sin rendirte. Y qué sólo tú decides en lo que te quieres convertir.

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