Una pequeña luciérnaga deambulaba sola por el bosque, sin saber cómo brillar.
Había perdido a su familia y todo contacto con el calor de un hogar.
Un día mientras caminaba por la caliginosa noche, quedó admirada ante una hermosa luz que destellaba desde lo alto de un apamate. Se quedó observando la hermosa luz durante días sin percatarse de que lo que brillaba era una pequeña luciérnaga igual que ella.
La hermosa luciérnaga que brillaba con intensidad, notó la presencia de la luciérnaga triste, así que descendió para hablar con ella. Sin embargo la pequeña luciérnaga triste no decía nada, estaba tan triste, que ni siquiera hablaba.
La hermosa luciérnaga entonces, decidió llevarla consigo a su hogar, para cuidar de ella.
Estando en casa, la hermosa luciérnaga, presento a su familia a la pequeña luciérnaga y la hizo parte del ambiente de su hogar.
Ha medida que pasaban los días la pequeña luciérnaga comenzó a soltar las capas y comenzaba a aprender el gran significado de tener un hogar y una familia.
El calor del hogar, la calidez de la hermosa luciérnaga y el amor que le brindaba su nueva familia poco a poco fueron mitigando el dolor y la tristeza que cargaba a cuesta la pequeña luciérnaga… Hasta que un día finalmente aprendió a brillar nuevamente.
La hermosa luciérnaga la invito a lo alto del apamate para brillar juntas, y allí, la pequeña luciérnaga comprendió que tener una familia que te ame, y a pesar de la oscuridad se quede contigo, te da la fuerza para avanzar y descubrir el valor inmenso que yace en cada uno de nosotros…