¿Crecerá la barba en esa piel tan fina que semeja la transparencia de un cristal a punto de rajarse?, pensé, y esa idea voló fuera de mi mente, avergonzada por haber surgido tan estúpida en un momento tan crucial.
¿Qué podía importarme eso cuando acababa de ser testigo de algo tan extraordinario?
Había descendido de la nave ante la mirada perpleja de quienes nos encontrábamos allí y contrariamente a lo que cualquiera podría suponer, nos quedamos contemplándolo con la misma tranquilidad con la que hubiéramos visto a un familiar querido bajar de un avión.
Era sumamente alto y su esqueleto no hacía esfuerzos para sostener un metro veinte de altura.
Las manos, junto con los pies, hacían juego con el resto y atemorizaban un poco. Yo, al observarlas, no pude menos que tener otro pensamiento estúpido: ¿Cómo se sentirá una bofetada dada por esas manos, o un pisotón de estos pies? Tuve que disimular una impertinente sonrisa y no pude evitar la desobediencia de un rubor que, insolente, se instaló en mi cara.
Los ojos, de un gris pálido, estaban tan hundidos que provocaban la impresión de que la nariz fuera un gigante custodiando la entrada, y era muy difícil poder interpretar la intención de sus miradas.
Abundante y largo, su pelo renegrido enmarcaba los pómulos salientes y ocultaba las orejas como para evitarle escuchar algo indebido.
El respeto, envalentonado por esa apariencia, se impuso.
Y el silencio nos ordenó obedecerlo.
Sus palabras ingresaban en nuestros oídos con la lentitud de una brisa tímida, propia de quien piensa mucho antes de hablar y era imposible no sustraerse al embrujo de ellas que, melodiosas como sirenas, nos fueron envolviendo con una calidez semejante a la de los brazos de una amada.
Después de escucharlo, todas las impresiones causadas por su aspecto se desvanecieron.
Venía de Andrómeda y traía noticias de la Tierra, con sorpresa y euforia escuchamos su relato: ya se propagaban organismos unicelulares y asomaba vegetación, como asoman los curiosos en casas ajenas: con cautela y osadía.
Nuestra vigilancia y control esta vez no deberían fallar.