Mis padrinos están peleando de nuevo, ellos viven enseguida de mi casa y no hay noche que no discutan. ¿Cómo un matrimonio puede llegar a tanta violencia? Cuando se escuchan los llantos de sus hijos de tan sólo seis o siete años. Son apenas unos niños de mi edad. Con la diferencia que yo nunca he visto a mis padres gritar de esa manera.
Intento taparme los oídos para no escuchar las ofensas, los golpes que se dan, mientras las puertas se azotan de una manera descomunal. Mi hermana y yo nos volteamos a ver. Ella es mayor, tiene ocho años y sé que ella también tiene miedo.
Todos los días es lo mismo, mis padrinos de bautismo pelean todas las noches mientras sus hijos lloran y piden ayuda. Volteamos a ver a nuestra madre y ella tan sólo nos pide que no hagamos caso y que nos vayamos a dormir. Mi madre no va a hacer nada por detenerlos, los vecinos tampoco lo harán, a pesar que también los escuchan. Nadie va a llamar a la policía, al final de cuentas ellos tampoco pueden hacer nada, por el simple hecho que, desde hace dos años, nadie vive en esa casa. “El diablo vive en esa casa”, solía decir mi abuela cuando nos visitaba, ella también escuchaba las peleas y los llantos de los niños, de la casa abandonada.
*La historia es real.
© Cuauhtémoc Ponce