Jue18May202315:25
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Autor: carlos jose toro escalante
Género: Microrrelato

El escaparate demoníaco

 Ciertos días del mes de julio ,  existía  en la casa de Carlos  un escaparate muy peculiar y excéntrico  con Carlos vivía su primo Fransisco  que tenía problemas de esquizofrenia en algunos momentos , fran   decía que podía hablar  con demonios  y que no quería escucharlos más  le rogaba a su primo Carlos   casi llorando  que no quería escuchar más voces en su cabeza ya que  el argumentaba   que en el escaparte estaban todos los demonios que le escuchaba  en su cabeza  ,  estaba tan atormentado y estresado que en las noches a la hora de dormir Fran  entraba en sueño profundo , y hablaba solo en las noches  , sufría de sonniloquia    : personas que hablan dormidas  , a la mañana siguiente Carlos preocupado por su primo , fue a buscar medicamentos  para  calmar a su primo ,  pero. Cómo vivíamos en la ignominia no pudo encontrar medicamentos  ya que la dictadura socialista  mermaba los medicamentos   para gente que sufría de problemas mentales  , al llegar a casa  y no encontrar  a su primo  en ningún lado se preocupo por el  pasaron los días y días  y nada de su paradero , al quinto día dentro de la casa. Específicamente en el escaparate  excéntrico  el cuál hable en el principio del relato  me di cuenta que en ese escaparte  salía un olor mortecino ... Es ahí en dónde rápidamente lo  abrí y encontré a mi primo Frank muerto con una nota de suicidio  que decía lo siguiente  : lel demonio me obligó hacerlo .

Jue18May202313:23
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Autor: Mauro Cartasso
Género: Microrrelato

Un alma y una botella

Mariela tomó sus cosas y salió despacio, no quería provocarlo, él se encontraba durmiendo la borrachera, despatarrado sobre el sillón, la remera manchada y un cigarro apagado en la boca. Las botellas estaban por todo el piso. Esquivó cuidadosamente cada una de ellas, no vaya a ser cosa que el ruido lo despertara, era de ponerse algo agresivo aunque luego pedía perdón. Agarró las llaves de la mesa del pasillo y se miró al espejo, esta vez no podía ocultarlo, en su rostro se veían las marcas, no eran solo moretones, tenía la marca del miedo, de la violencia y de la vida que se le iba escapando en cada golpe. 

Abrió la puerta y ahí estaba ella con su traje negro y ojos vacíos. Mariela se heló, la vida pasó frente a ella como un flash, resignada cerró los ojos y rezó. 

La muerte no la ignoró, pasó junto a ella susurrándole al oído, —vete, no mires atrás... hoy vuelves a vivir.— y esperó que la puerta se cerrara. Mariela con lágrimas en los ojos comprendió lo que había escuchado, cerró la puerta y como le había indicado no miró atrás, un sentimiento de culpa se enfrentaba al gran alivio de saberse a salvo y se marchó. 

Mientras tanto la muerte se acercó a Juanjo, lo observó con detenimiento, era un hombre como cualquier otro pero sus actos lo condenaban al mismísimo infierno, con un gesto de su huesuda mano tomó su alma, con la otra una botella, miró la hora, contempló su inexpresivo rostro en el espejo y salió hacia la esquina del barrio donde dobla el viento y se cruzan los atajos, allí la esperaba el diablo.

Balada del Diablo y la Muerte 

https://youtu.be/-4pe1ui9b7g

Jue18May202302:12
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Autor: Albin Lainez
Género: Microrrelato

Peregrinación

A pesar de haber despertado hacía rato, persistía en su conciencia la peregrina convicción de poder volar. En puntas de pie sobre la cornisa tomó impulso, se arrojó... y fue cobrando altura sin mirar atrás donde su cuerpo se precipitaba al vacío

Mié17May202316:28
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Autor: carlos jose toro escalante
Género: Microrrelato

El mango nos mató el hambre

Una de las crisis más fuertes de sur américa  la está presentando el país del oro negro  , el hambre es el pan de cada día ,   el mango  quizás en algún momento de la historia republicana  será llamado  árbol nacional  ya que este mangar  caribeño salvó a mas de uno  del hambre , el mango también famoso por el apodo  coloquial  se le conoce  como  el famoso quita ruidos en aquellos tiempos cuando empezaba la ignominia  y la inflación. Estaba en su apogeo   en todos lados veías gente comiendo mango especialmente en los meses de mayo , junio y julio  desayuno mango , almuerzo mango , y ceno mango era el pan de cada día....  Gente  cargando en el lomo sus bolsas de mango y la nevera full de este mangar   literalmente el mango nos salvó ...

Mié17May202304:51
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Autor: María Elena Balbontín Urtubia
Género: Microrrelato

No me olvides

Descubrió que la ventana, abierta de par en par, amenazaba con helar toda la casa. Cerró y aseguró los postigos, evitando que la brisa y los recuerdos perturbaran su actividad. Volvió a escribir con frenesí. El ruido de las teclas rellenó la penumbra, y así se sintió un poco protegida contra el temor.

Nahuel, de nuevo, con mucho esfuerzo, paciencia y constancia, logró girar el grifo de agua fría.

“Descansa”, sugirió una imperiosa línea de chat, emitida desde el otro lado de la ciudad. “Estoy bien”, mintió. Se frotó la cara, presionando sus parpados arenosos y resecos. Hizo una mueca enfermiza: necesitaba esa lumbalgia, esos calambres y esas migrañas. El cansancio y las molestias eran mínimos comparados con el otro dolor, el real, el constante. Ese que tenía atravesado en el cuello, en el pecho, en la boca del estómago, en las tripas y en los huesos. Ese agujero negro del que no la salvaban ni el sueño, ni la música, ni las palabras, ni la compasión. El pozo que solo podía resistir con dolor físico y trabajo extenuante hasta que la quemazón en la espalda y la nube en los ojos eran tan irritantes, tan insoportables que borraban todo pensamiento y cualquier recurso de su memoria. Sólo cuando conseguía ése nivel, podía apagarse, derrumbarse, morir un poco antes de enfrentar un nuevo y tortuoso amanecer.

Una, dos, tres. Los leves golpes de agua caían, exasperando la monotonía. Creyó que podía ignorar el llamado leve, pero urgente del elemento. A las gotas inexorables se sumó el reloj de pared. Tic, una gota. Tac, otra gota. Una y otra vez. Lidió para concentrarse, puso audífonos y música alta. Pero la gotera resonó por el pasillo, por la sala y terminó estremeciendo sus intestinos. Sometida, apagó el ordenador. Necesitó reclinarse por un momento en la silla, para tomar impulso y levantarse.

No cerró el grifo, sino que mojó sus manos y dejó que el agua corriera sobre su frente. Luego, se aseguró para que el agua no volviera escapar y arrastrando los pies, atravesó la sala en el momento justo en que Nahuel, ya un poco frustrado, intentaba levantar y enderezar las fotografías de la repisa.

Afuera comenzaba la llovizna. Bebió un té mirando a la noche sin luna mientras sentía el calor de la hornalla amenazando su costado, rígida, evitando posar la vista donde Nahuel la esperaba aferrado a su peluche.

Fue apagando las luces tras de sí pero, como siempre, el velador quedó encendido. Una, dos, tres píldoras. Se acomodó en posición fetal y cerró los ojos con fuerza. Sabía que los narcóticos no alcanzarían a hacer efecto antes que el niño, como todas las noches, se acostara junto a ella, espalda con espalda.

Ese contacto reproducía en su madre el terrible escalofrío que la sacudiera, diez años atrás, cuando unos policías llamaron a la puerta para notificar la terrible tragedia: el pequeño de nueve años había caído desde un noveno piso, en un confuso incidente jamás resuelto, pero en el que ambos, Nahuel y su madre, sabían que era la infame venganza de su padre despechado. La impunidad, el dolor y la indignación atormentaron el alma del niño y el espíritu de esa mujer, obligado él a deambular por la casa y empujada ella, día tras día, a clamar por justicia.

(Del libro: Terror sólo para Mujeres)

Mié17May202303:17
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Autor: Mauro Cartasso
Género: Microrrelato

Cambios

No te voy a relatar mi andar por los caminos, entre automóviles abandonados, las calles con cuerpos en descomposición, las moscas insoportables y el olor nauseabundo... no voy a decir como uno termina disfrutando clavar un cuchillo en la cabeza de lo que antes era una persona y ahora llamamos isleño.

No les voy a contar como el mundo cambió y yo también, después de un simple mordisco.

Ser o no ser...

La transformación es inevitable, pero el dolor... el dolor es otra cosa, puede desaparecer, tan solo es necesario alimentarse. Para nosotros es como engullir un gran bistec muy, pero muy jugoso, para uds. una aberración. Pero que pretenden si Hollywood creó demasiada fantasía referida a nosotros, muchas historias de Walking Dead, pero las cosas y los tiempos en que suceden esas películas no son los reales, las historias que te cuentan transcurren en apenas minutos, horas tal vez, la realidad es otra, una vez infectado puede pasar días y hasta semanas en descubrir que finalmente te convertirás en un isleño, así nos llaman, zombies o muertos vivos resultaban términos agresivos, algo demodé si se quiere, por lo menos desde que George Romero se convirtió en isleño. Por eso desalojar Oceanía y convertirla en una gran reserva fue la mejor opción para respetar la voluntad de nuestros familiares, mantenernos en este mundo independientemente de la crueldad que significa convertirse y perder lo poco de humanidad que aún tenemos. El alimento es un tema, mientras aún concientes puede ser cualquier animal aunque algunos llegan a la gran isla y ya comienzan a despuntar el vicio de probar carne humana. No es mi caso, yo hace sesenta y tres días que fui diagnosticado y recién ahora he comenzado a comer la carne cruda, el problema surge cuando perdemos el control, en la inconciencia somos peligrosos, tan peligrosos como esos otros. Por eso las islas son una buena manera de mantenernos aislados, nunca mejor utilizado el término y es así hasta que no queda otra que dejarte a tu suerte en la gran Australia donde solo existen dos maneras de llegar, perdido por el bistec o siéndolo.

Mar16May202321:13
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Autor: Santiago Pedro Sonzini
Género: Microrrelato

¡QUE BELLA ES LA MUERTE CUANDO AVISA!

¡QUÉ BELLA ES LA MUERTE CUANDO AVISA!

“La vida es un suspiro, por ello pienso en como morir toda la muerte”

Alher Palujo

Mis pies hinchados transmitían un calambre insistente amenazando a cubrir todo mi cuerpo. La esperanza abunda cuando joven, reboza su aliento y mece el espíritu. Pero, mi juventud se desvanecía en vanos intentos de recuperarme, miraba atrás, al pasado, como a cien años perdidos unos, en mi pecho otros. Cuántos rostros pierden sus colores y el sepia los va sumergiendo en el olvido. Resisto, pero el dolor es tan fuerte en el alma como en mis pies, que me advierten que ya no podrán sostenerse firmes, estoicos, para que no renuncie un sorbo más. A lo lejos los paisajes empezaban a reconocerme, y yo sentía el perfume ardiente de algarroba exitandose al sol. Unos pasos más y seré tuyo, ¡almendra que inserta sabores a mi boca! ¡Uva sedienta de mis besos! ¡Chispa que percute mi sangre espesa, lenta!

El tiempo fue flaqueando poco a poco, mis manos agrestes dejaron de ser fuertes, la luna se había adosado a mis pupilas como un velo; hermosos rubíes destellan mis párpados dibujando mis más íntimos recuerdos… ¡Que bella es la muerte cuando avisa, cuando recita sus amores meridianos entre ella y la vida! Y yo, soy cómplice en las mías, muerte y vida, vida y muerte; que insignificancia el orden cuando la incertidumbre es la única guía. Bailo tu poesía mujer, estoy llegando a tus costas. La casa, un sueño… solos ya y juntos, la agonía de verternos al cauce esperanzado de otra vida. Y pasé por el jardín, pise la embaldosada galería, entré al mundo que deje un día y entre las paredes, los olores a cocina, a murmullos de tu risa… ausentes, no te hallabas vida mia. 

Comprendí como un destello en mi lenta agonía, que tú, mi amada, te habías olvidado de esperarme y renegando de la muerte, nunca sabré el porqué y por dónde, habías resuelto volver a la vida.

Mar16May202319:13
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Autor: Fran Márquez
Género: Microrrelato

Vida y Muerte

Escuché el timbre de su voz y supe que había terminado la espera; sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo y la piel se me erizó. Todo a mi alrededor se iluminó y la luz me llamó a su lado.  

La oscuridad de la Muerte es solo un engaño, su dulce cantar te invita a cruzar al otro lado. Me miró con lágrimas en los ojos y me dijo: «Yo solo soy la mensajera, tu tiempo ha llegado».

La paz y el sosiego invadieron mi ser, pero tan solo duró un instante. «Yo solo soy la mensajera», dijo; solo la mensajera... Y¿quién emitió la orden? ¿Quién decide?

Volví a mirarla a los ojos y la oscuridad se hizo presente. Pero no era ella, no era la Muerte la que me observaba con rencor y soberbia. 

Aquel ser comenzó a desvanecerse, al igual que el resto del mundo que me rodeaba. Y entonces lo comprendí. La Vida es el monstruo que decide tu momento. Es un ente frío y calculador, egoísta. Te encadena con sus grilletes, te amenaza para que la trates bien y, si no eres capaz de contentarla, te lo hace pagar.

Fran Márquez 

Mar16May202302:27
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Autor: carlos jose toro escalante
Género: Microrrelato

En la ignominia parte 3 capitulo final

 Que fuerte es ver , un país próspero  con abundancia   con recursos  y ser uno de los paises   más pobre en la actualidad   vivir esa decadencia es lo peor que e visto  .... era feliz y no lo sabía ,e visto a tantas personas morir por falta de medicinas ,  por desnutricion  que carencia de humanidad , por eso pierdo la fe cuando alguien viene hablar de dios cuando veo cosas injustas  ,  ver la pobreza  sentir la pobreza vivirla  es un acto de valientes  te hace madurar y valorar  lo más infimo  que tengas  espero que este relato que no termina aún con un final feliz , prontamente termine en felicidad ,  ninguna persona , merece  lo que vive mi  sociedad espero que vuelva ser grande y abundante   mi país  y como en otrora pueda recibir muchos migrantes   ,  con respecto al dictador , creo que a sur américa le quedó claro de quién hablo   el señor oscuro   el innombrable  el que no puede ser nombrado !! 

Mar16May202301:27
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Autor: Mauro Cartasso
Género: Microrrelato

El viaje

Es posible viajar en el tiempo?" preguntó el joven aprendiz, y la respuesta del anciano no se hizo esperar.

- Por supuesto que si, o acaso crees que ahora el tiempo está detenido?, la vida es un viaje por el espacio y tiempo tan increíble y fugaz, que tan solo parpadear significa perderse de algo. Pero lo realmente fantástico, es viajar en sentido contrario; cuando lo intentes, quizá sí debas por un rato cerrar tus ojos y recordar.

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