Ahí estábamos de nuevo juntos a la misma hora en nuestra habitación de hotel, para disfrutar de nuevo de nuestra compañía. De pronto alguien llamo a la puerta de mi habitación secreta, con manos temblorosas abrí; me quede helada al verlo a él ahí, pues era mi marido que con rostro molesto y voz fuerte pregunto ¿Por qué? ¿A caso yo no soy suficiente? ¿Ya no te agrada mi compañía? ¿Dónde está con quién me engañas?.
Y entendí que sería más fácil decirle que había alguien que me hacía más feliz pues sería más difícil explicarle que desde hace un año he pasado en una silenciosa habitación de un hotel, es donde soy feliz y sin ella la verdad es que ya hubiera enloquecido .
Mientras escuchaba mi pensamiento decirlo imaginé cuan horrorizado estaría él, al escucharlo, pero la verdad es que mi habitación secreta me daba la soledad que en casa no encontraba.