Por las noches, cuando no te extrañe
sentiré otra piel, suave, tibia, a mi lado,
una mirada sincera que no engañe,
orgullo de perder lo que no he ganado.
Cuando la tacita del café esté vacía
y no encuentres eso que has perdido,
llegará el invierno y las noches frías,
y tu gélido corazón duro será abatido.
No importarán peleas, ni reproches.
Los recuerdos serán amargos, tristes.
En tu peinado, solemne ese broche,
será otra de las cosas que perdiste.
Los paseos serán condenados al olvido:
Tardes en el puerto y noches de río,
recuerdos feos que nunca han ocurrido.
Habremos perdido al volvernos fríos.
Deseo que te quieras como nadie,
como creí siempre haberte querido.
No dejes a tu violencia que irradie,
no dejes otro oscuro corazón herido.