Sáb05Ago202314:38
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Autor: Victor Lowenstein
Género: Microrrelato

Ella fue la reina de las noches

Ella fue la reina de las noches

  Cada noche sube al escenario del viejo teatrillo de variedades. Haya o no público, representa el mismo acto. El mismo que presentaba en las épocas de sus años de esplendor cuando ella, la actriz y bailarina, la cantante, la poeta, la prostituta y señora, la musa, la madama, era la reina de las noches.

  Nos amontonábamos al borde del tablado para verla recitar, cantar o bailar. Pueriles, lujuriosos, gritábamos nuestros celos a la rosa que apresaba su portaligas negro. No miento cuando evoco que llorábamos de emoción cuando ella, Reina de las noches, se desprendía de la flor para arrojarla a nuestras manos, que pendenciaban su perfumada posesión.

 Hoy, igual que cada noche, subirá al escenario y, haya o no público, representará su acto.

  Ahora se prepara para salir a escena; ha creído escuchar por segunda vez los golpes a la puerta de su camerino. Ella ha dicho amablemente: “ya salgo” y por cuarta o quinta vez se retoca el maquillaje ante el espejo de la consola. Está perfecta. Sus ojos son brillantes rubíes que refulgen a la luz de esa docena de lamparillas que enmarcan la plateada superficie donde contempla con arrobo su propia imagen. “Sí, estás perfecta” se dice a sí misma empolvando sus mejillas por última vez. “Es el momento de salir a escena.”

  Sale. Casi al trote apresura sus pasos como puede sobre sus zapatos de taco alto, por un pasillo lóbrego de tramoyas, sogas y tules agrisados de polvo y olvido. Agitada sube al proscenio aun en penumbras. Se descorren los telones entonces. Se encienden las altas luces. Ella sonríe, sonríe hasta que sus pómulos se ponen cárdenos y los labios se entreabren dejando ver la escasa dentadura inferior de su boca. Sonríe desplegando los brazos para abarcar a un público que, no obstante, está ausente. Las butacas vacías, como los palcos y la gradería. Quizá entre las sombras haya algún admirador que no se deja ver; quien sabe. Ni un alma a la vista. Ella deja de sonreír, sus brazos continúan abarcando el teatro entero y su mirada, brillante por las primeras lágrimas.

  La Reina parpadea. Sus largas pestañas postizas repiquetean sobre las cejas delineadas en exceso, gruesas líneas rojas que acaban sobre las raíces blancas de sus cabellos, ocultos bajo la peluca platinada. Hace una primera reverencia al público e inicia una coreografía donde sus piernas flacas y blanquísimas trazan en el aire rítmicos can canes. Acompaña su proeza con otra de sus sonrisas purpuradas. Da una vuelta y se detiene, ya fatigada. Baja los brazos coreográficamente. Como de costumbre, las pulseras se le caen de las muñecas y ruedan por el escenario. La Reina no se inmuta; culmina su número apartando con delicadeza el tajo de su pollera corta. Vemos el muslo blanco y el portaligas negro; vemos la rosa roja que desprende del elástico para arrojar a su público.

Ella fue la Reina de las noches.

Aún se la recuerda. 

Entre ellos, lo que todavía aplauden su acto.

Como yo, esta noche.

                                                                            

Jue03Ago202322:04
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Autor: Federico Ochoa Herrera
Género: Microrrelato

Objeto desconocido

     Año 2035

   Después, que se confirmó la presencia de vida extraterrestre en nuestro planeta y de que, la IA exigió un puesto en las Naciones Unidas para no empezar una guerra en nuestro mundo. Un par de niños, iban caminando por un parque holográfico mientras volaban sus drones, cuando de repente, se toparon con un objeto extraño. Tenía una forma rechoncha con una punta metálica. Los jóvenes, lo tomaron con cuidado y comenzaron a preguntarse qué podía ser. Sin respuesta, se lo llevaron a sus padres, pero ellos, tampoco sabían de qué se trataba. Entonces, juntos, se fueron con el extraño artefacto para el museo, para que algún experto pudiera dar respuesta a todas sus preguntas, pero estaba cerrado, sin embargo, el vigilante que los atendió, y que tenía tantos años como el mismísimo diablo, vio el objeto que uno de los niños sostenía en sus manos y lo agarró enseguida, con el mismo entusiasmo se quitó los cordones de uno de sus zapatos y comenzó a envolverlo y, ante los ojos sorprendidos de los presentes, lo lanzó, haciéndolo girar como lo hacían los trompos de su infancia perdida.

  Los niños y sus padres, maravillados, escucharon cada una de las historias de aquel hombre sobre aquel aparato mágico y se llevaron el trompo para su casa con la determinación absoluta de aprender a bailarlo, pero, al cabo de tres días, el trompo volvió a ser olvidado, la IA se apoderó de Europa y parte de Asia, y los extraterrestres invadieron el resto del mundo libre.

      CHECHO.

Jue03Ago202320:42
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Autor: Cuauhtémoc Ponce
Género: Microrrelato

Protocolos

—Yo no sabía nada, todo fue una broma— le dije al agente de la policía en París.

—Cuéntame, ¿cómo fue que pasó? — me preguntó.

—Llegué al aeropuerto a las diez de la mañana, y al acercarme al mostrador a documentar mi equipaje, una chica muy atractiva me preguntó cuál era mi destino, y yo respondí que viajaba a Israel. —¿Solventes? ¿Armas? ¿Algún líquido inflamable? — me preguntó, como saben hacerlo en todas las aerolíneas.

—Traigo una bomba en mi equipaje— Respondí con tono sarcástico y con una sonrisa.

Ella puso una expresión entre desagrado y severidad; eso no lo puedo negar, para después decirme, —señor, lo siento mucho, pero por las reglas tienen un límite. Usted no puede hacer un comentario de esa magnitud, así que por protocolo, tengo que llamar a seguridad— me contestó la joven mientras llamaba por radio y me veía de una manera un poco desagradable.

—Señorita, es una broma, ¿usted cree que voy a traer una bomba en la maleta? ¿Y aparte de todo decírselo? —le pregunté, pero ella no hizo caso y llamó a la seguridad aeroportuaria. Cinco minutos después, estaba rodeado de policías: dos de ellos apuntándome con sus respectivas armas mientras yo levantaba las manos. —¡Tírate al piso! — me gritó uno de ellos, al mismo tiempo que yo obedecía e intentaba explicarles que todo era una confusión, y que lo que pronuncié no era más que una broma de mal gusto…  Después no queda mucho por contar, me llevaron a los separos, abrieron mi equipaje mientras otro guardia me exigía que me desnudara por completo. Realmente me trataron como a un verdadero terrorista— le dije al oficial, mientras él salía de la sala de interrogatorios.

“Fui realmente un imbécil, y todo por un simple comentario. Por una estúpida broma había perdido el vuelo y prácticamente mi dignidad”, pensaba mientras pasaban las horas dentro de ese lugar…

En fin, si bien estaba pasando por un mal momento, en el fondo mi consciencia estaba tranquila, porque esto no era más que un simple protocolo de seguridad que dentro de poco estaría solucionado… Qué equivocado estaba, lo supe cuando regresó el mismo agente, pero de una manera más agresiva:

—¡No me quieras ver la cara de estúpido! ¿Quién trabaja contigo? ¿Por qué te entregaste? ¿Qué ganaste con esto? — me preguntó furioso, mientras yo no sabía cómo reaccionar… Una pesadilla daba comienzo para mí, el vuelo 8861, con destino a Israel explotó a las 13:30 horas con ciento cincuenta y tres vidas a bordo, por una bomba que fue detonada en pleno vuelo. Lo peor de todo, es que hasta este momento, yo soy el único sospechoso.

© Cuauhtémoc Ponce.  

Lun31Jul202311:35
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Autor: samir karimo
Género: Microrrelato

EL PELO DE LA FORTUNA

Hoy he tenido un sueño raro. Bueno, no tan bizarro como suele serlo pero igual de raruno….

Soñaba que me quitaban algo, y yo corría, intentando coger… me habían quitado la FORTUNA  de mi mano y la perseguía incansablemente…. Por más que intentara agarrarla siempre me la escapaba , y a veces asumía la forma de una pelota que no estaba quieta sino inconstante….

Había descubierto que la ENVIDIA había intentado robármela pero al contrario de lo que parece, LA he perdonado…. Sólo con el perdón llegamos lejos y alcanzamos lo inimaginable…  tras mucho sacrificio agarré el pelo y la cornucopia de la FORTUNA y con eso quiero decir, no desistir y luchas por tus sueños….

Samir Karimo todos los derechos reservados

Dom30Jul202301:11
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Autor: Víctor Rodríguez Pérez
Género: Microrrelato

La llegada del invierno

La llegada del invierno se anunciaba a intervalos, pues aunque llovía copiosamente, también se daba espacio para que el sol se mostrara y hasta una luna trashumante aparecía a ratos. Y aprovechando un sosiego en el atardecer de ese día, cumpliéndose a cabalidad lo expresado en las líneas anteriores, intuía que la sensibilidad también buscaba la forma de expresarse, como las cenizas de un volcán que buscan la salida hacia el exterior, para drenar, quizá, lo que se estaba acumulando paulatinamente y amenazaba con estallar. Así me sentía. Estaba sentado en una banca de la plaza Bolívar y reflexionaba en un nivel de pensamiento profundo que me marcaba el ánimo. Veía con melancolía mi estadía en el pueblo, ya que el lazo que me ataba se estaba desanudando de manera imparable y ya no había nada que me indujera a regresar. Pero el estar sentado en la banca y ante la quietud de la tarde que prometía una noche de cielo despejado en esa tregua de invierno, hizo que vinieran a mí, algunos recuerdos y sin proponérmelo, surgieron unos cuantos pasajes de mi vida de adolescente, procurando meterse por una rendija que me comunicaba con el pasado, como si se tratase de un portal entre esos dos estados del tiempo.

Esos recuerdos saltaban sin llevar una línea establecida de acuerdo a la marcha cansina de los años, sino como los celajes del relámpago alumbrándonos el rostro, cuando acurrucados en el chinchorro, pensábamos que el trueno estaba por llegar, para decirnos que, arriba, en todo lo alto, se habían soltado unos barriles de hierro, tambores rodantes los llamaban, que se presentaban con gran estruendo y fue allí, cuando hicieron su aparición aquellos momentos traspapelados en los archivos de la mente ya desclasificados y con un impulso sostenido a todo lo largo del tiempo, se introdujeron por aquella rendija que resplandecía como un espejo en lo alto de una colina, para venir a contarme sus razones en mi vida de adolescente, que sin haber salido del poblado, se había escapado mil veces llevados en las alas de los pájaros y en el aroma de las rosas, tiradas por ráfagas de vientos y nubes viajeras que siempre pasaban diciendo adiós.

Sáb29Jul202316:58
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Autor: Victor Lowenstein
Género: Microrrelato

Confusión pasajera

Confusión pasajera       

   Presumirán no reparar en tu presencia cuando bajes al salón y allí, lo sabes niña, estarán todos. Llegarás cuando las copas de coñac estén servidas y un bálsamo a café flote en el aire, retiradas apenas las tazas de la mesa. Sólo se oirá el crepitar de los leños en la chimenea, y será un silencio cercano al sueño. Entonces la campanada que anuncia la medianoche hablará por sí sola ocultando tu voz y nadie escuchará tu grito. O fingirán no escucharlo y finalmente será el alivio de una confusión pasajera. Responderán a tu sonrisa benévola póstuma de toda palabra con falsas y encantadoras sonrisas y alguien, oportunísimo, pedirá el juego de naipes.                         

                                                                                                               Víctor Lowenstein.                              

                                                                                                        

Mié26Jul202317:10
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Autor: Gaizka Azkarate Saez
Género: Microrrelato

La Noche

La noche es amiga del pesimismo.
Y el día sinónimo de la felicidad.
La noche asusta porque es oscura
Y porque es el momento favorito de los fantasmas y de los vampiros.
Sin embargo la noche es algo más.
Es el momento en que las mentes descansan después de un duro día.
Es el momento en que los sueños se convierten en realidad.
Es el momento de los enamorados bajo la luz de la luna
Y es cuando los escritores románticos escriben sus más bellas poesías de amor.

Dom16Jul202303:40
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Autor: Cuauhtémoc Ponce
Género: Microrrelato

Te bebo

Te pienso; te pienso en cada canción que me recuerda a ti, en cada momento que pasamos juntos. Te pienso en el día, en la noche antes de ir a dormir, y lo peor de todo es que lo hago sin querer y sin poderlo evitar.

Y así pasan los segundos, minutos, horas, días, semanas, meses… Pidiéndole a Dios a que no se conviertan en años.

Te observo; y me doy cuenta que día con día algo cambia; algo me dice que algo llegó o algo se fue.

Te escucho; y percibo en tus palabras que no son las mismas de antes; porque los sonidos cambian, los tiempos pasan, las personas cambian su manera de pensar gracias a las circunstancias y hasta el mañana no volverá a ser el mismo.

Te analizo; y veo que no tengo mucho que analizar; porque cualquier comportamiento que tengas, está completamente justificado, porque cada cabeza es un mundo y un sentimiento también lo es… y todo el mundo tiene el derecho de cambiar.

Te bebo; me sirvo otro trago mientras prendo un cigarrillo y me imagino que estás dentro de la copa… Observo como el licor y el cigarrillo se van consumiendo poco a poco; así como el amor, así como la melodía que escucho en estos momentos; así como la vida misma. En fin… yo te bebo.

Cuauhtémoc Ponce.

Jue13Jul202317:52
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Autor: Gaizka Azkarate Saez
Género: Microrrelato

Caricias


Una pareja de árboles se acarician con sus ramas, lo mismo que tú y yo nos acariciamos con las manos.

Así que si para nosotros los solitarios es triste y duro el otoño-invierno, porque no tenemos con quien abrazarnos, imaginemos lo duro que es para los árboles el momento de la poda. Momento duro porque aún teniendo cerca a su compañer@, no le pueden acariciar.

Pero en la primavera, en la estación del amor, recuperan su ramaje y recuperan su esplendor. Pero los solitarios, solos seguimos.

Jue13Jul202314:12
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Autor: manuel jordan
Género: Microrrelato

Test de turing

Test de Turing

A Eva la he visto muchas veces en la red, nos reunimos cada fin de semana.  Eva tiene una abertura entre sus dientes frontales, su pelo es negro y largo y sus ojos de un verde eclipse. Algunas veces me asalta el hecho de su virtualidad y me pueblo de monosilabos. Eva se suicido hace más de diez años.

     A Jorge lo visito en la red. En el metaverso, el guión escrito por la IA es cruel: yo soy la suicida; él, el sobreviviente.

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