Sáb27May202315:07
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Autor: Albin Lainez
Género: Microrrelato

Saludo

Abrí los ojos. Un zorzal cantaba saludando el nuevo día, me alegró su gorjeo lleno de júbilo, y lo imité en silencio.

Luego desplegué mis alas para alzar vuelo librándome de sábanas e identidad

Sáb27May202314:56
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Autor: Numerosliterarios .
Género: Microrrelato

Sin aditivos

La nueva promoción de agentes había acabado su formación y como llevaba sucediendo desde hacía varios años, me tocó ser la tutora de uno de ellos.
Eran las siete y media de la mañana y me encontraba en la comisaría saboreando el primer café del día cuando el novato de turno apareció ante mi para presentarse.


— Buenos días señora, soy Rodrigo, su nuevo compañero de patrulla.
Levanté la cabeza de mi taza y me quedé analizándolo unos segundos. Era otro muchacho de unos veintitantos, fibroso, con bonitos ojos azules y el cabello peinado a conciencia hacia un lado.
— ¿CrossFit, calistenia o triatlón?
— Calistenia señora. —¡OMG! Su respuesta me revolcó el corazón, el arte de la calistenia era dominada por muy pocos.
— Hola Rodrigo, me llamo Gemma, por favor no me llames señora, voy a ser tu compañera y me hace sentir como si fuera tu madre.
— Lo siento señora, perdón Gemma no era mi intención, sólo pretendía ser respetuoso.
— Lo sé, lo sé, venís con la lección bien aprendida de la academia. Vamos, toca salir a la jungla, la práctica no tiene nada que ver con la teoría.

Lo estoy deseando señora, digo Gemma.


Le indiqué al novato que se sentará de copiloto pues nunca he dejado a nadie las riendas de mi vehículo y comenzamos la jornada que resultó ser de lo más aburrida.

Fueron pasando los días y Rodrigo y yo empezamos a tener conversaciones más distendidas en los largos ratos que pasábamos haciendo siempre el mismo recorrido, hablamos de la familia, música, cine, deporte, política...E iba descubriendo que el tipo, a pesar de su juventud, resultaba bastante interesante.

Una noche nos tocó hacer de escoltas de una chica y, como en las películas, estábamos vestidos de paisano metidos en un coche de incógnito, vigilando la entrada de la vivienda de la protegida. Nos surtimos con varios termos de café y varias bolsas de bollería para matar el tiempo.
Al ir a abrir una de las bolsas que yo había traído, Rodrigo se detuvo para leer los ingredientes y es que el muchacho llevaba una vida ultra sana y no consentía ingerir nada que entre sus ingredientes llevará una E, o sea aditivos. Bueno, le pedí disculpas, pues no sabía de su escrupulosa alimentación y acordamos que cada uno se comiera lo suyo.
Después de cinco cafés, yo siete bollos con aceite de palma, él seis palmeras con harina de espelta y cuatro horas de trabajo, el cansancio de ambos era evidente y a Rodrigo se le ocurrió darme una clase magistral de nutrición y vida sana. Comenzó explicándome la pirámide alimenticia y su aplicación al mundo fitness, los superalimentos, las grasas trans...Y mientras daba su charla me quedé un momento hipnotizada mirando cómo se movían sus pronunciados labios y se me pasó por la cabeza el mordérselos. Ésto provocó que me saliera una carcajada de vieja verde cachonda e hizo que Rodrigo detuviera su oratoria.
Uy, me había pillado, sentí vergüenza. Le pedí disculpas y me excusé alegando que tanto café no me sentía bien.
Rodrigo sonrió y sentí un tsunami de sangre recorrer mis venas.

— Uff ¡Qué calor hace!
— Pero si hace tres grados ahí fuera.
— Será la menopausia, no me hagas caso Rodrigo.


Y mientras decía esto, agité una mano y sin querer, la dejé caer sobre su pierna. Rodrigo me lanzó una mirada de sorpresa y al instante, retiré mi extremidad a la misma velocidad que si la hubiera puesto sobre un puercoespín. Volví a pedir disculpas intentando sostener su azulada vista pero mis ojos se resbalaron por su cuello hacia la camisa del uniforme que se ajustaba a la perfección sobre los marcados pectorales.


— ¿De verdad que no hace calor aquí?
— Bueno, igual está la calefacción muy alta.


Las siguientes dos horas pasaron en silencio. Rodrigo se entretenía escuchando el canal de radio de la policía y yo ahogaba mis frustraciones sexuales en café. No sé cómo pudo suceder, pero, a pesar de toda la cafeína que corría a sus anchas por mi cerebro, me quedé dormida.
Al cabo de no sé ni el tiempo, me desperté con toda la parte de la mejilla que había apoyado sobre la ventanilla empapada de baba y con esa sensación de haber dormido tan profundo, que no sabía dónde estaba. Parpadeé varias veces para situarme y bostecé con ganas a la vez que me giraba y estiraba los brazos. Entonces apareció en mi campo de visión Rodrigo. Upss Rodrigo. Se me cortó el bostezo de un hachazo y volvió la sonrisa nerviosa. Por favor, este niño va a pensar que soy idiota.


— ¿Te encuentras bien Gemma?
— Sí, sí Rodrigo, gracias por preocuparte, me ha vencido el cansancio, me estoy haciendo mayor, jaja, esto no me había pasado nunca.
— No te preocupes, no ha pasado nada ahí fuera.
— Menos mal que has estado atento. Me has salvado el cuello, podría haber ocurrido algo muy gordo.
— Estoy seguro que tú de mi edad lo hacías igual o mejor que yo.
-— ¿Eh? Sí Rodrigo, sí, de tu edad, así es.
-— ¿Has tenido alguna pesadilla?
-— ¿Pesadilla? ¿Por?
-— No parabas de decir, ¡házmelo sin aditivos!
Quería evaporarme como Houdini. ¡Ay Rodrigo!, cómo te explico que soñaba contigo...

Sáb27May202300:56
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Autor: Gloria Ester Suarez
Género: Microrrelato

EL ZORRO Y EL GRANJERO

                    EL  ZORRO Y EL  GRANJERO

Una mañana al regresar de su trabajo un granjero encontró un cachorro de zorro,

 lo llevó a su granja una vez allí lo ató con una cadena le trajo comida y le armó una cucha para que durmiera.

Todos los días iba a trabajar y al volver solía prepararle comida y acercarle, lo trataba con mucho cariño, como se fuera un perro.

Solía sentarse en un sillón en la puerta de su casa para descansar.

Era muy cuidadoso con sus animales tenía muchas gallinas, patos, gansos y pavos.

Pero un día comenzó a notar que le faltaban gallinas, hoy le faltaba una colorada, mañana una bataraza y otro día una copetona.

Comenzó a preocuparse y decidió investigar. Aquél día no fue a trabajar y se escondió detrás de un montón de paja muy cerca del gallinero.

En ése momento el zorrito tenía comida en su plato pero no comía se mantenía echado muy cerca de él, lo que llamó la atención del granjero quien continuó observando el panorama  muy atentamente.

De pronto, una gallina muy confiada por la tranquilidad del zorrito se acercó a comer en el plato y el zorrito de un zarpazo la atrapó.

El granjero furioso tomó un bidón con nafta que había en el lugar y lo roció prendiéndole fuego, el zorrito dolorido y  desesperado cortó la cadena y arrancó para el campo.

El granjero revoleaba su gorra y saltaba gritando: ¡Derecha, derecha, izquierda está el trigo!

Vie26May202321:39
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Autor: Gloria Ester Suarez
Género: Microrrelato

Carta a una muchacha solitaria


Querida Amiga:

Quiero en éstas líneas tratar de acompañar, aunque sea a la distancia tu soledad.

Sé que estás aislada( a tu alrededor gira una gran cantidad de gente) es tu alma la que está sola, no dejas que nadie llegue hasta ella, es como si tuvieras miedo a sufrir. El murmullo llega hasta tí y te molesta, quieres estar sola, pero a la vez te duele la soledad- ¡Quisieras hacer tantas cosas!, pero te mueres en el intento, quisieras volar y no logras remontar tu vuelo. Hay ratos en los que te parece, que tu vida está cumplida, y otros en los que crees tener mucho para hacer. ¡Siempre estarás presente junto a mí !

Quisiera con mis pensamientos darte una palabra de aliento, pero, el viento es escaso, no llega hasta tí.

Muchas fueron las veces que intentamos salvarnos mutuamente.

Al llegar tú a mi casa, cubriste en parte, un enorme vacío ¡ Mi gratitud

hacia tí es inmensa !, no alcanzarían las horas para pagar mi deuda.

Sentí un enorme orgullo, y a la vez, una profunda tristeza cuando, me entregastes tu diploma de estudios ¡Tu Triunfo!, pero me mil veces hubiera preferido que allí estuvieran tus padres, que creo, lo merecían más que yo.

Te largaste a volar y sólo pudiste caminar por la vida a los tropezones, cada pìedra que encontrabas era para vos más difícil de sortear, pero te gustaba usar la lógica y tener tus propias experiencias.

Pero yo ya las había tenido primero y sabía que eran duras, quería evitártelas , fue en vano y tuviste que sufrir las consecuencias.

Hoy ante este nuevo pedido de Socorro te digo:

_¡Siempre tendrás un lugar en mi casa y en mi corazón !

Pero, ¡No te precipites! ¡No huyas como siempre!¡Ya has perdido bastante! ¡Piénsalo bien!¡Tómate tu tiempo! ¡Decídete a luchar por tu Futuro y el de ésos tesoros que te dió la vida!

Y si aún así, quieres venir: ¡Acá estaré yo esperándote!

Vie26May202314:05
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Autor: Gloria Ester Suarez
Género: Microrrelato

CONVIVIR

     

 

                         CONVIVIR

Bien dice la canción: ¡ Lo más difícil de la vida  es convivir ¡

Es muy difícil unir dos soledades y lograr que se conviertan en una pareja .

Es como una planta que hay que regarla todos los días.

Nosotros comenzamos uniendo nuestras pertenencias y así pasamos revista a lo que teníamos ( no mucho) un departamento al que debíamos poner al día el alquiler y la luz, dos camas de 1 plaza ( que convertimos en 2 plazas) un calentador a kerosene, dos vasos , dos platos, dos cubiertos y algunas ollas.

Yo trabajaba en dos lados  y él tenía un trabajo bastante rentable.

Pero aún así … decidimos hacer un trato, basado en nuestras experiencias anteriores, tendríamos un contrato verbal por tres meses, compartiríamos los  quehaceres y los  gastos y si la cosa no funcionaba ambos seríamos nuevamente libres.

Era muy lindo volver a casa y tener alguien a quien cocinarle, con quien comentar las cosas del día, a quien saludar al entrar y salir.

Creo que los dos necesitábamos esto  y sin darnos cuenta nos preparábamos para convivir largo tiempo.-  

Vie26May202305:37
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Autor: Gloria Ester Suarez
Género: Microrrelato

¡ GUAPA!

¡ GUAPA! ¡ Muy guapa! frente  a la vida y la muerte asì era mi hermana menor.

Enfrentó diversas dificultades de la vida, de muy jóven se casó a los quince años cuando aún era una niña,  a los diez y seis tuvo su primer hija quién debió crecer con ella, mientras iba aprehendiendo a vivir.

Fuimos muy felices mientras iban creciendo sus hijas y los míos, siempre nos acompañamos, viajábamos juntas a todos lados.

¡Guapa!, cuando decidió un día seguir su camino sola con su hija menor, empezar a trabajar y dedicarse entera a su trabajo.

¡Guapa! para probar suerte con distintas parejas hasta encontrar el compañero ideal.

¡Guapa! para enfrentar una enfermedad incurable que la fue destruyendo poco a poco.

¡Guapa! hasta ser capaz de festejar su último cumpleaños, haciendo todo para agasajar a sus amigos y familiares y luego entregarse en manos de Dios para aceptar su decisión.

¡Guapa hasta en su último suspiro!

Jue25May202318:25
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Autor: Gaizka Azkarate Saez
Género: Microrrelato

AMOR IMPOSIBLE

“Te Quiero”, le dijo con la mirada de una enamorada, “pero sabes que lo nuestro es imposible. Tu misión es iluminar las mañanas y dotar de alegría los corazones de las personas. Yo por mi parte, solo vivo de noche y soy musa de lunáticos y personajes enigmáticos. Estamos condenados a vivir separados, y nada ni nadie puede cambiar esta realidad”.

Que bonita vemos la vida cuando todo nos sonríe, cuando creemos que somos los reyes del mundo porque lo tenemos todo: Una familia que nos quiere, unos amigos con los que reímos y disfrutamos de los placeres que nos ofrece la vida, un trabajo que nos llena mas o menos, y dinero con el que poder darnos esos caprichos, que aunque no sean necesarios, nos hacen ser uno más en este mundo capitalista.

Trabajamos de lunes a viernes, o sabado si no eres tan afortunado, en unos horarios normales, y volvemos a casa donde somos recibidos por nuestra pareja. Hablamos un poco de la jornada laboral de ambos, y si tenemos descendencia, nos preocupamos de su educación. Y si disponemos de alguna hora libre, la dedicamos a algún hobby para llenar nuestra monótona existencia.

Y cuando llega el fin de semana, cargamos con todos los bártulos, nos juntamos con familiares o amigos, y nos disponemos a olvidar los sinsabores de la semana en el trabajo, y a dar rienda suelta a nuestros primitivos instintos capitalistas. Así van pasando los años, vamos envejeciendo nosotros y los de alrededor. Vemos crecer a nuestros hijos y a los hijos de los demás. Nace una tercera generación, e incluso una cuarta. Y que bonita ha sido nuestra vida.

Pero muchos no podemos presumir de esta maravilla. La hemos conocido, por supuesto, pero hemos aprendido la otra cara de la realidad, esa que también existe, pero que no queremos reconocer. La cara del fracaso, de la soledad, del desamor. Esa otra realidad aparece cuando menos lo esperas, cuando la burbuja de la felicidad revienta. Aparecen problemas familiares que pensabas olvidados, pero multiplicados. La relacion con tu pareja se termina, porque existen unas necesidades por ambas partes, que no son correspondidas. En el trabajo te despiden, porque no cumples las expectativas de tus jefes, a pesar de llevar muchos años y sin ningún problema.

 Y los amigos, esos a los que tu eliges, siempre los vas a tener a tu lado. O eso esperas. Pero no es por olvido o por omisión. Las circunstancias anteriores hacen que no dispongas de ellos tanto como a ti te gustaria. Entonces es cuando te sientes solo y abandonado, y maldices todo y a todos. Es cuando realmente conoces el lado oscuro de la vida.

No puedes salir con los amigos o la familia, porque están ocupados en sus familias. No puedes salir porque no tienes trabajo, y por tanto los ingresos son mínimos. No puedes llorar a tu pareja, contarle tus problemas, porque tu pareja es tu almohada y ella solo se moja y escucha. Es en estos momentos de soledad y de desamor cuando recuerdas lo bien que estabas, y te das cuenta que hoy estas arriba y mañana puedes estar abajo. Por eso a los que estais arriba os digo: “Aprendamos a vivir en los buenos momentos, porque en los malos se aprende por obligación”.

Jue25May202300:57
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Autor: Victor Lowenstein
Género: Microrrelato

Amor supremo

Amor supremo

   Pasaba la medianoche y el club de jazz estaba lleno de humo y caras cansadas. Hasta yo mismo quería irme a casa. Si no lo hacía era porque me dejaba retener por el anciano sentado a mi lado en la barra, que me contaba historias. Historias a cambio de cervezas.

   Cuando Trane subió al escenario el aire cambió. Apenas apoyó la boquilla del saxo tenor sobre sus labios, dejó escapar un fraseo muy suave, que nos envolvió y nos hizo entrar en las orillas de un mar irresistible. Subió por las escalas de ese mar hasta trepar raudamente por un riff largo y lírico, que estalló luego en un oleaje polirítmico que salpicaba síncopas y nos arrastraba mar adentro gozosamente.  

   Como de lejos oigo la voz de mi camarada de copas diciendo: “nadie, pero nadie ha llegado tan lejos como Trane en el bebop; ni siquiera Charlie Parker se arriesgaba tanto”   

No deseo escuchar una palabra más de esa boca desdentada y parlanchina; sólo me place escuchar a Trane y entender lo que me dice su música. Justo cuando suena el gong de “Amor supremo” y todo se detiene en el salón del club. Los cigarros dejan de golpetear los ceniceros; las risas se suspenden en gestos de perplejidad y hasta mi camarada de copas se ha quedado mudo. La voz del saxo se multiplica hasta ser un coro de voces; una epifanía llamando a oración. Un Mi mayor, sutil como el dedo de un ángel toca nuestros corazones donde la palabra no llega ni el humo alcanza.

   Ahí termina todo. Hemos sido bendecidos. Los dedos de Jim Garrison se apartan de las cuerdas del contrabajo dolorosamente; Elvis Jones deja caer los palillos. Mc Coy Tyner baja la tapa de su piano. El humo invade nuevamente el salón. A través de las ventanas se ven los rostros de Dexter Gordon y Coleman Hawkins sonriendo y no hay duda; hoy ha sido una noche de jazz…  

                                                                                             Víctor Lowenstein.

Mié24May202323:55
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Autor: Mauro Cartasso
Género: Microrrelato

El ardid

Con un ardid amoroso el zorro atrapó la oveja, quien maniatada junto al caldero parecía estar resignada a convertirse en la última cena de su captor. En ese momento trágico para uno y gustoso para el otro, se suscitó un pequeño diálogo entre los presentes.

—Siempre he sido muy ingenioso para la caza, difícilmente se me ha escapado alguna presa. Lo raro, es la facilidad con la que tú has caído en mi engaño. —Comentó el zorro al tiempo que sazonaba un caldo que olía exquisito.

La oveja, con ojos de carnero degollado, sabiendo que no tendrían que ser sus últimas palabras, hábilmente contestó.

—Cuantas veces te has enamorado zorro?...

—Enamorado? —, contestó él, sin percatarse que la oveja tramaba algo. —Un maestro del engaño como yo, libre y experto cazador que razón tendría...

La oveja, confiando que sus palabras la ayudaran a no ser cena de nadie, se animó a más.

—Es que yo te he observado dijo, mostrando una seguridad que resultaba imposible pasar por alto. Más de una vez, mientras sigiloso te llevabas alguna de mis hermanas pude ver tus ojos, tus patas y la forma en que las seducías.

El zorro interrumpió.

—Un momento, quiere decir que tú me habías descubierto y no les avisaste a las demás?. Pe... pero como... Si jamás me he descuidado.

La seguridad de zorro se había esfumado como el suave vapor que manaba de la gran olla de caldo. No discernía entre lo peligroso y lo importante, el por qué la oveja había traicionado a los suyos... de qué era capaz?.

Fué así que dejó que se acomodase mejor y sin dejar de revolver el caldo, mientras cortaba y agregaba unas verduras la alentó a que siguiera con su relato.

—Parece que he llamado tu atención sr. cocinero, te aviso que no soy una traidora y tampoco he perdido la razón. Digamos que el amor, a veces, se nos presenta de formas extrañas.

El zorro ya totalmente perdido, comenzó a pensar en los interrogantes que rondaban su cabeza, había estado enamorado?, cuántas veces?, qué es el amor?...

Revolvió el exquisito caldo, dejó el cucharón en la mesa y mirando a la oveja con cara de sorpresa arremetió. —Y tú... qué es lo que sabes, de dónde sacas tú, tanta seguridad. Sin ir tan lejos fíjate la posición en la que te encuentras, creo que distas bastante de ser la querida invitada y realmente, que tanto te importaría mi vida a minutos de convertirte en cena—. La vehemencia en sus palabras denotaban cierta certidumbre pretendiendo infructuosamente tomar el control de la conversación.

La oveja, sin mediar respiro, mirándolo fijamente, y ya sin ojos de carnero degollado le contestó. —Tú eres ese a quien con pasión me he entregado y ya que nunca lograré ser tu querida, seré tu cena y así siempre viviré en ti... "mi amor".

Totalmente desconcertado el zorro mientras le retumbaban esas dos palabras, dejó los utensilios de cocina sobre la mesa de madera, miró el caldero humeante, volvió a mirar la oveja, se tomó la cabeza con ambas patas como diciendo "qué estoy haciendo?", los ojos se le llenaron de lágrimas y elevando un aullido al cielo, cogió el cuchillo y de un solo movimiento cortó las cuerdas y las patas maniatadas ya no lo estaban.

La oveja se paró de un salto y baló de alivio, con los ojos llenos de lagrimas se arrimó vergonzosa, cosa que hasta el momento no había demostrado y acercando su hocico al zorro lo besó. Éste, quien por primera vez experimentaba sentimientos, dejó el cuchillo nuevamente en la mesa y tomó entre las patas a su dulce y tierna enamorada para continuar el idilio mientras se preguntaba... por qué ha de doler tanto el corazón, será esto el amor?.

No lo era, la oveja había tomado el cuchillo y con un movimiento casi quirúrgico, sin mancharse la lana, lo hundió en el pecho del zorro. Así lentamente éste cerró sus ojos y creyéndose muerto de amor se dejó fallecer.

La oveja tras romperle el corazón, libre y sin apuro, se sirvió en un cacharro un poco del caldo y saboreándolo se fue alejando del caldero; verdaderamente estaba exquisito.

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