Mar23Jul202423:02
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Autor: Maricela Ayala
Género: Otros géneros

A Nadie

por la mañana baje de mi cuarto a la cocina al ver a mi madre le dije vamos a la playa y dijo no por qué hace  mucho calor y sol.

Unos días atrás dije a mi amiga ese chico me gusta es guapo y creo que le gustó, ella dijo olvídalo es un mujeriego y no te merece. Y ahora resulta que me quedé sin amiga y sin novio.

La verdad es que si deseamos salir a un lado debemos hacerlo solos sin decírselo a nadie.

Si queremos tener un amor hay que hacerlo solos sin decirlo a nadie.

Lo que sea que quieras hacer, hazlo sin decírselo a nadie, por qué los demás solo arruinan las cosas.

Vie21Jun202417:10
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Autor: Cris Morell Burgalat
Género: Otros géneros

Pavana para una mujer difunta

Desnuda la metieron en un saco de yute dejando al descubierto su rostro.

Le anudaron a su cintura un rosario de olivo.

Y así, envuelta en una mortaja, la abandonaron en las movedizas arenas del desierto.

Sobre la ardiente tierra, con el pasado olvidado, vacía de instantes, con un cuerpo muerto muchos años atrás, intentaba evocar la vida que habitaba en ella. Y, mientras se hundía, ansiaba adivinar y recordar los días lejanos.

Recostada, enterrada y enredada en los hilos de los segundos inmóviles. Sus ojos sellados por la arenisca, cegados por las tinieblas invisibles le despertaron la dulzura del retorno.

Mientras se ahogaba en un mar de dunas, su propio parpadeo le recordó el sonido del tiempo y lo que nunca debería haber olvidado.

Con el recuerdo renacido, como fiel guardián, consiguió sentir la tierra que le descendía por los surcos de su rostro y su cuerpo anquilosado, se incorporó.

Orientada hacia del sol, buscando reconstruir la secuencia de pasado, presente y futuro, su silueta se fue resquebrajando como líneas curvas de un cristal, convirtiéndose en reloj de arena.

Imagen: Alina Bordunova en Unsplash

Vie14Jun202403:44
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Autor: Maricela Ayala
Género: Otros géneros

Por siempre juntos

Aún recuerdo tu calor, aún recuerdo tu aroma, ese aroma de manzanilla de tu cabello. Como olvidar esa suavidad de tus caricias. El sabor de tus labios que tanto me facina. 

A pesar de los años aún sigo enamorado de ella, aún la veo como siempre hermosa, radiante, con el vestido azul que tanto me encanta verle.

Cada mañana me despierto y ahí está ella esperándome para desayunar, pan tostado, café, huevos y tocino huelen cada mañana en la cocina de mi casa.

Me voy a trabajar y al regresar ahí está con una sonrisa sentada en el sofá esperando mi llegada, dejo salir un suspiro al verle y me llena el corazón que aún esté aquí conmigo como lo prometió el día que nos casamos. 

A pesar de mi trabajo ella siempre a sido comprensiva no le importa mi mal olor a cloroformo ni formalina con los que día a día embalsamo los muertos que llegan, y es que ella huele igual ese aroma aun sale por sus poros pero aun asi la amo, a pesar de que quizas su color ya no sea el mismo, de que sus labios carnosos y rojos ahora sean violeta y agrietados aun la sigo besando con la misma pasión, aunque ya no tenga las piernas gruesas y sus senos firmes la acarició y disfruto del sexo con ella. Dime loco si quieres pero aunque mi esposa lleva ya 4 semanas muerta la amo y no puedo desacerme de ella por qué aún muerta despierta la pasión que siempre despertó en mi cuando su corazón aún latía. La disfruto aunque ya no sienta su calor, alejarme de ella no es una opción, quizás enloquecí cuando murió pero encontré la forma de que se quede conmigo, nadie lo sabe, y espero mantenerlo así.

Sólo cumplo con mi promesa por siempre juntos...

Mar11Jun202407:00
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Autor: Cuauhtémoc Ponce
Género: Otros géneros

Tiempo

Te va a faltar tiempo y espacio para que tengamos otra oportunidad. Tal vez en otra vida o dimensión; pero en esta, te aseguro que no.

    Porque las caricias y palabras que se pudieron haber dicho, ya no tendrían razón de ser.

    En nuestro cuento, ya no hay cabida para segundas oportunidades; de hecho, no habrá un triste o final feliz.

    Te van a sobrar nuevas etapas, nuevas emociones, nuevos ciclos, pero te garantizo que no serán conmigo. Y si pudo funcionar o no, ya no tiene sentido ni pensar en ello.

    Te va a quedar tiempo para analizarlo; toda una vida tal vez: en tus momentos de soledad o reflexión… No sé qué será de tu vida, o de la mía, pero en esta vida, te aseguro que no habrá otra oportunidad de encontrarnos dos veces aun estando en el mismo mundo; y no fue el destino, fui yo quien lo decidió así.

—Cuauhtémoc Ponce—  

Lun27May202402:13
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Autor: Maricela Ayala
Género: Otros géneros

Mike

911 cuál es su emergencia.

La ventana de la habitación de mi hijo está rota y hay sangre y un cuchillo en el piso. 

911: enviaremos una patrulla de policía por favor no toquen nada.

Buenas noches soy la oficial Parker y estoy a cargo de esta investigación ¿puedo subir a ver la habitación del niño?. A lo cual los padres muy amablemente accedieron sin problema mientras me dirijo a la habitación observo al niño en la habitación contigua sin prestarle mucha atención comienzo a observar la escena del crimen en silenció. Pero de pronto ese silenció fue interrumpido por una pequeña voz dulce y cálida proveniente de la otra habitación. 

¿Quien eres ?, ¿Quien eres ? Repetía, de pronto otra voz, pero está era profunda y distorsionada  daba miedo pero me quedé ahi escuchando atentamente.

- soy un monstruo que ama estar bajo la cama.

¿Entonces no eres un sueño? Preguntó. 

- Claro que no soy muy real.

¿Y como te llamas? Y dijo me llamo Mike 

¿Mike?. Si ¿acaso no te gusta?.

No es eso es solo que tú nombre no da miedo. 

A es que mis padres lo recogieron para mí cuando aún no era un mounstro. Y por qué estás aquí acaso ¿quieres asustarme cuando vaya a dormir?. Pues eres un mounstro.

Pues si asustar me gusta mucho pero no vengo a asustarte a ti venía en busca del hombre que estaba en tu armario. Pues gracias a el mis padres no me ven y lloran mucho por eso lo sigo dónde quiera que el va y justo cuando tú estabas bajo tus sabanas asustado el iba a atacarte pero yo le asusté y salió corriendo por la ventana y ahora es buscado por la policía. 

La conversación de estos dos me puso la piel de gallina pues jamás hubiera imaginado escuchar algo así. De pronto sonó mi radio. Oficial Parker lo emos encontrado este tipo está demente dice que un tal Mike lo persigue...

Mar21May202404:25
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Autor: Cuauhtémoc Ponce
Género: Otros géneros

Monotonía

Monotonía.

    Y un día despiertas con una extraña sensación. Caminas a la cocina y mientras preparas un café y enciendes un cigarrillo, te percatas de que algo no está marchando. Te acercas a la ventana y ves pasar a la misma gente, haciendo lo mismo, rumbo a sus trabajos o labores domésticas; todo es igual: el camión de la basura, los cabrones del gas haciendo el mismo escándalo de siempre con su música espantosa, los mismos padres de familia dejando a los niños afuera de la escuela estorbando con su auto en doble fila.

    Enfocas la mirada hacia ningún punto en particular e intentas hacer memoria de cuándo fue la última vez que tuviste una mañana diferente, un despertar que estuviera fuera de la monotonía…, y lo recuerdas, claro, porque esos momentos se quedan en el cerebro, sólo es cuestión de desempolvarlos. Vives ese pequeño momento otra vez, para después darte cuenta de que ya ha pasado mucho tiempo desde aquel entonces.

    Vives en la monotonía, sí, es eso, ¿pero desde cuándo?... “No puedes seguir así”, te dices a ti mismo mientras enciendes otro cigarrillo y te preguntas cómo puedes cambiar la situación.

    Y pones de tu parte, te despiertas todas las mañanas intentando ser positivo, receptivo, con una actitud optimista de que uno de esos días podría marcar la diferencia entre los cientos que han transcurrido sin que pase nada desde la última vez que sucedió algo que valiera la pena, o al menos que rompiera la rutina… Y llega la noche, y el resultado no fue diferente al de la noche anterior, o al de la semana pasada, o los meses que transcurrieron.

    Te das cuenta de que pasaron los segundos, los minutos, las horas, días, meses que se convirtieron en años y haces el intento por no rendirte; en intentar que la monotonía, las facturas y los problemas del día a día no te engullan hacia una depresión.

    Entras al hartazgo, a la resignación y por un momento crees que el inevitable tiempo te está aplastando… Sí, a lo mejor es eso, igual ese es el transcurrir de la vida, sólo que no habías llegado a este tiempo, a este momento; y te das cuenta de que ya no puedes esperar nada de la vida.

    Pero no quieres rendirte, así que actúas en la desesperación intentando hacer cualquier cosa, sea buena o mala. Intentando provocar un beso, un golpe, una palabra amable o que te griten en la cara que eres un estúpido o mismo que te muelan a golpes; da igual, cualquiera de las opciones son aceptables con tal de que suceda algo y te saque de la rutina; de la monotonía. Algo que te dé señales de que estás vivo. Pero no pasa nada, aun intentándolo todo.

    Tiras la toalla, te entregas al alcohol, a cualquier vicio o mismo a la depresión… Hasta que un día llega el momento que tanto esperabas, en el instante menos esperado pillándote por sorpresa.

    “Y viene la parte cómica, porque cuando ya no esperabas nada de la vida, pasa algo, y lo peor de todo, es que en ese momento ya no sabes qué jodidos hacer”

© Cuauhtémoc Ponce.

Sáb20Abr202404:16
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Autor: Servando Clemens
Género: Otros géneros

Recuerdos de la infancia

Finales de los noventa. Estudiábamos la universidad. Unos amigos y yo, después de clases, nos reunimos en una de las bancas, en el jardín. La cuestión era charlar sobre cualquier asunto antes de irnos a nuestras casas. El sol pegaba duro a las tres de la tarde y la luz dejaba ver algo en el cráneo de Neto que nos causaba gran curiosidad.

—¿Qué te pasó en la frente? —le preguntó uno de mis compañeros a Neto, así de repente. Era la pregunta que nadie se había animado a formular.

Neto acarició la cicatriz ancha y larga que le iniciaba a media frente y que culminaba casi a la mitad del cráneo. Parecía que la pregunta le había causado un leve cosquilleo en esa área, como si le hubiera removido algún recuerdo muy viejo. Y si me preguntan cómo es que se le distinguía la secuela de una antigua herida, la respuesta es que su cabello era escaso y, además, estaba peinado con gel fijador.

—Bien, bien —accedió Neto a responder, colocando los dedos pulgares en las cintas de su mochila que descansaba sobre sus hombros—. Les contaré lo que me pasó.

Nos sentamos en las bancas de cemento y Neto, todavía de pie, inició su historia:

**********

Creo que estábamos en quinto o sexto grado de la primaria de nuestro ejido (un pueblo pequeño ubicado al sur de Sonora, México). La verdad es que casi no había nada que hacer. Todo aburrido, pero cada vez que llegaba el circo nos poníamos bien alegres. Nos saltábamos la cerca de la escuela. Salíamos corriendo como chiflados. Nos valía madre las clases y los maestros siempre estaban crudos y sin ganas de aguantarnos. Llegábamos al sitio donde se ubicaba el circo y los encargados nos pedían apoyo y, nosotros, con tal de estar ahí, en el chisme, accedíamos a ser ayudantes. La situación se repetía seguido en el poblado. El director ya estaba harto de que le viéramos la cara.

—La próxima vez que se salgan sin pedir permiso —advirtió el director un día que alguien fue con el mitote—, me los voy a chingar. Los voy a castigar. Y van a reprobar.

A huevo que no le hicimos caso. Éramos rebeldes, más bien desmadrosos y flojos para el estudio. El circo llegó de nuevo.  Un carro de sonido lo anunció desde temprano y repartió folletos y boletos. Era la ilusión en un pueblo alejado, en aquellos años en los que no existía la televisión por cable, y por supuesto, no existía internet. El director estaba atento a cualquier movimiento extraño, pero de igual manera nos la ingeniamos para escapar de la escuela. Esa era nuestra aventura, una de las pocas emociones a nuestro alcance. ¿Qué más se podía hacer para agarrar cura? Caminamos por un costado de la carretera internacional y llegamos al lugar. Aquellos trabajadores ya nos esperaban, pues claro, nos traían como sus pendejos. Nos pusieron a bajar cosas de los camiones, nos mandaron a comprar chucherías a la tienda, a regar y a barrer el suelo de tierra con escobas de ramas. Nosotros felices por ver a aquellos animales exóticos que resguardaban en jaulas bien jodidas y a los hombres que por las noches se convertían en artistas, en payasos, en vendedores de frituras rancias o en equilibristas. El ambiente era pura alegría, sin clases y sin regaños. Jamás nos imaginamos que el director saldría a buscarnos. ¿Cómo? El tipo era un holgazán y siempre andaba pedo en el rancho.

—Ahí viene el director —gritó uno de mis amigos.

Escapamos, cada quien para su casa. Para mi mala fortuna, el pinche director solo me siguió a mí. El cabrón tenía zancada larga, era alto y yo un condenado enano de patas flacas. Casi me alcanzaba y entonces corrí lo más rápido que pude, rumbo a un campo de cultivo.

—¡Espérate, animal! —ordenó, pero yo me dije: Patitas pa qué las quiero.

Y aceleré. Casi lo dejaba atrás o eso creí. Me faltaba el aire y sentí una punzada en la panza, el famoso golpe de caballo. Por poco lo perdía, pero de pronto, caí de espalda y mis pies se elevaron. Me encontraba tirado en el suelo. El cielo estaba lleno de polvo y estrellas. ¿Qué me pasó?, me pregunté. Empecé a sentir calientito en la frente. Me dolía un chingo la cabeza y batallaba para jalar aire. Estaba mareado y confundido. ¿Qué mierda me había pasado?, seguía la pregunta sin respuesta. Coloqué mi mano en la cabeza: ahí había un líquido tibio. Vi mi mano roja. Sangre. Grité y chillé. La rajada era amplia. La sangre no dejaba de correr por mi cara. Todavía no entendía lo que había ocurrido. El director se acercó, caminando. Se me quedó mirando, con sus brazos largos posados en sus caderas. Me senté sobre la tierra y comprendí lo que había pasado. Mi cabeza, al correr como idiota y sin fijarme, pegó contra uno de los alambres del cerco que delimitaban el campo de cultivo. Una de las púas filosas me surcó la piel y el cabello. Valió madre, pensé sin saber que me esperaban un sinfín de puntadas y una larga cicatriz de por vida. De la regañada mejor ni hablo. Esperé al director para que me ayudara o para que me dijera algunas palabras que, de algún modo, me hicieran sentir mejor. O que me llevara a casa, mínimo. Pero permaneció parado en el mismo lugar.

—Eso te pasa por no hacer caso —remató el muy cabrón—. Esto te servirá de lección.

El director ordenó que me fuera a mi casa y luego simplemente se largó, como si nada. Lo vi caminar y después me tapé la herida con las manos. Lo único que pensé fue: mi mamá me va a dar una madriza por manchar el uniforme.

**********

—Y eso fue lo que me pasó en la frente —culminó Neto su relato, pasando uno de sus dedos por la cicatriz. Y no lo dijo con tristeza o con coraje por su mala suerte, solamente lo comentó como un recuerdo más de su niñez.

Vie15Mar202419:15
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Autor: Maricela Ayala
Género: Otros géneros

Destino

El destino...

¿Que es el destino? Es acaso una fuerza sobre natural, un ser de otro planeta al cual no podemos ver, que es eso que nos lleva de frente al éxito o al fracaso. 

¿Es el destino un propósito, un sueño, Una oportunidad?.

Algunos no saben cuál es su propósito en esta vida, otros si lo saben pero tienen miedo a buscarlo, y las oportunidades son como la lluvia en verano solo los que estan listos pueden apreciarla. 

Para mí el destino no tiene nada que ver con una fuente de magia o fuerza sobre natural dispuesta a ayudar gratuita mente. 

Los destinos se forjan, con esfuerzo, trabajo duro, y a veces lágrimas.

Para mí el destino solo es un punto en donde se debe llegar, lo importante es como y con que medios llegarás a él. 

Mar20Feb202422:11
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Autor: Yuliangelene Mosquera
Género: Otros géneros

Una dosis diaria del amor de Dios.

Alguien dijo una vez: 

El amor de Dios es incondicional…

Él nos ama cuando somos fuertes y cuando somos débiles, cuando somos santos y cuando somos pecadores. Nos ama aun cuando nos consideramos invisibles e insignificantes. Entender y aceptar su amor, nos llevará a rescatar la vida plena que desde el inicio de la creación el dispuso para cada uno de nosotros.

El reino de Dios es diametralmente diferente al mundo en el que vivimos. Las ideas y los principios que Dios nos enseña a través de su palabra son superiores a toda lección con la que fuimos educados en este mundo. Cuando conectamos con la palabra de Dios todo es transformado y la sed que sentimos es saciada, tal como le dijo a la mujer samaritana; Dios nos da un agua con la cual no volveremos a sentirnos sedientos por las cosas equivocadas, sino sedientos por los frutos maravillosos de compartir una vida con él.

Cada día con Dios, es diferente, él nos ayuda a vivir una vida plena y feliz. Nos enseña a tomar sanas decisiones, y aunque nunca decide por nosotros, siempre está para brindarnos su apoyo y su consejo. Él nos muestra la vida excelente de un reino que no es de este mundo.

“Sentir el amor de Dios y vivir una vida como ciudadanos del cielo y extranjeros de este mundo implica vaciarte de ti mismo y abrir tu corazón para recibir lo nuevo” Nunca podrás aprender de verdad si constantemente dejas que tus prejuicios se involucren, o que tu vida en este mundo y la educación que recibiste de él sigan decidiendo como debes vivir. Necesitas dejar que Dios elimine el oprobio que éste mundo dejó sobre  ti, para que entonces puedas recibir la enseñanza fresca que él tiene para ti.

Callar para escuchar lo que él te está tratando de enseñar; abrir los ojos para ver lo que intenta mostrarte, y confiar para que puedas sentir su amor.

Ten presente que el amor no es solo afecto. El amor también implica estar dispuesto a morir a muchas cosas para vivir otras. Es permitir que el señor lime nuestras asperezas y nos golpee como el herrero que golpea a la espada para hacerla brillar y darle un propósito. Este libro te confortará pero también te hablará con la verdad. Te ayudará pero también te corregirá y espero que puedas vivirlo así como yo también lo hago cada día.

Con amor, Yuliangelene.

Si te gustaría leer mi libro completo, te invito a leerlo a través de wattpad.

https://www.wattpad.com/story/359771192-una-dosis-diaria-del-amor-de-dios

Mar23Ene202420:57
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Autor: Yuliangelene Mosquera
Género: Otros géneros

Ten el valor de ser tú mismo.

La vida real no es como la ves en las redes sociales. Dónde puedes retocar lo que no te gusta y agregar lo que si te gusta... No es como se ve en una revista o en las personas mientras caminan por un centro comercial luciendo lo mejor.

La mayoría de personas no muestra lo cutre de sus vidas diarias, ni el dolor que sufren o las debilidades que tienen. La gente se acostumbro a esconder las sombras de su propia vida y a reflejar el brillo superfluo de la apariencia dónde la vida de todos parece perfecta.

Y así ha sido durante siglos y no cambiará solo porque unos pocos digan algo diferente. 

La idea está en encontrase a uno mismo y reflejar la verdad que lleva dentro, la que no tiene camuflajes sino que es. Es decidir ser lo que se es sin dejar que las apariencias sean lo más importante.

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