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El día del Diablo
El Día del Diablo
Llegó a casa después de un intenso día de trabajo. Su bella mujer le recibió con un caluroso beso, y mientras se daba una ducha relajante, ella le preparó la cena. Hablaron un rato, y a la hora de acostarse, su mujer le dio un sugestivo masaje que acabó, como todas las noches, con él profundamente dormido.
Al abrir los ojos descubrió el esqueleto de su mujer calcinado junto al coche en la curva del kilometro 666. Las luces brillaban en la oscura noche, agentes de policía y sanitarios nerviosos recorrian el lugar en busca de supervivientes, y él sin saber dónde estaba, se preguntaba qué había ocurrido y qué hacia tanta gente a su alrededor.
Pasó el día siguiente en observación en el hospital, asimilando la noticia de que nunca más volveria a ver a su mujer, y preguntándose qué había ocurrido, porque lo único que recordaba era el momento de llegar a casa tras una dura jornada de trabajo en la oficina.
Las noticias hablaban de un brutal asesinato en el kilómetro 666: “Ayer, 24 de agosto, una mujer fue quemada viva dentro de su vehiculo, y hay un único superviviente de la tragedia, que según la policía, es el presunto asesino”.
La investigación policial descubrió que Louis Cifer era un fichado periodista, que trabajaba en la sección de misterios y sucesos de un periódico local. Habia tenido varias relaciones, de las cuales, en todas, las mujeres habían muerto en situaciones parecidas a la presente, y el mismo día, pero en ninguna se habían encontrado indicios de que él fuera culpable.
Su carácter, según sus compañeros, era afable, siempre de buen humor y siempre dispuesto a la vida social. Era muy trabajador, y muy profesional en su trabajo. Y estaba muy enamorado de su mujer, de la que hablaba maravillas. Todos estaban al corriente de su vida, de la que él siempre hablaba con un poso de tristeza, una vida marcada por la tragedia. Estaban todos muy sorprendidos de que fuera sospechoso de asesinato!
Todo hacia indicar que el caso se archivaría ante la falta de pruebas contra Louis, pero un articulo firmado como Bartolo, dio un giro radical. El articulo decía lo siguiente: “A las 23:00 horas del 23 de agosto se le salen las cadenas al diablo que lo tienen atado al infierno. Desde ese momento, hasta el día siguiente, sale a las calles para provocar accidentes y maldades que pueden derivar en consecuencias fatales. Esta fecha es la escogida por Lucifer, ya que es el día que murió luego de perder una carrera frente a San Bartolo”.
En su declaración ante el juez, Lou Cifer alegó que era el Diablo quién cometía los asesinatos cada 24 de agosto, y mataba a sus parejas como venganza. Él era Bartolo, el ciudadano honrado que sufría la desgracia, pero que podía rehacer su vida. Fue condenado a un psiquiátrico, encerrado con cadenas, pero después de aquellos hechos, se hizo popular una frase que perdura en nuestros días: “el 24 de agosto el Diablo anda suelto”.